AAVV - Acoger, abastecer y financiar la corte стр 2.

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Y es que, en efecto, a lo largo del período bajomedieval, en la mayor parte de los casos estas cortes fueron albergadas en las ciudades y, muchas veces, a costa de ellas. La corte y la ciudad se necesitaban mutuamente y, aunque experimentaron desencuentros constantes, también desarrollaron vínculos de dependencia e intercambios muy enriquecedores, una relación que pretendemos estudiar a nivel económico y material a través del diálogo entre la historia económica y urbana con la historia cortesana. De hecho, gracias a la renovación de los estudios de los últimos años, actualmente se conoce mejor la vida cotidiana, la organización y las lógicas políticas e institucionales de las cortes bajomedievales, tanto europeas en general como de la península ibérica en particular3. Pero, además del foco político y social, en los últimos años se ha empezado, aunque con bastante timidez, a tratar específicamente la vertiente económica y material de este mundo cortesano de fines de la Edad Media. Este último aspecto es uno de los principales puntos de interés de la obra que aquí presentamos. Por ello, antes de ahondar en las líneas de trabajo que se desarrollan en este libro, conviene realizar un repaso por las que consideramos que son las aportaciones más representativas del tema en la historiografía europea.

1. LA HISTORIA ECONÓMICA Y MATERIAL DE LAS CORTES BAJOMEDIEVALES: NUEVAS APORTACIONES

Por lo general, los trabajos dedicados a las finanzas de los príncipes suelen dedicar un apartado al gasto cortesano. Sin embargo, al estar centrados principalmente en la gestión financiera de la parte más doméstica de la corte del príncipe, la casa o el hôtel, su perspectiva suele ser más administrativa e institucional que puramente económica4. Así, en 2001, en uno de sus capítulos dedicado al consumo y a los gastos de las cortes bajomedievales de la Europa del Norte, Malcom Vale subrayaba cómo en muchos de estos trabajos se percibía la intención de conocer mejor las condiciones materiales de la vida cortesana, pero afirmaba que, a pesar de ello, estos estudios no permitían llegar a valorar el peso financiero de estas cortes ni las consecuencias económicas que su desarrollo podía tener en el conjunto de la sociedad5.

No obstante, ya en La cour comme institution économique de 1998 Maurice Aymard y Marzio Romani habían aplicado a las cortes bajomedievales y modernas categorías de análisis propias de la antropología económica, como «economía de prestigio», «gasto suntuario» y «destrucción ostensiva de riquezas»6. Siguiendo esta misma línea, Gerhard Fouquet, Jan Hirschbiegel y Werner Paravicini propusieron diez años después estudios acerca de la «Hofwirtschaft» («economía de la corte») y plantearon también los problemas de la necesidad del derroche y de la dinámica del despilfarro, así como del origen de los recursos financieros utilizados para poner en marcha el despliegue cortesano7.

Gracias a estas grandes publicaciones colectivas, así como a otros trabajos dispersos desarrollados de manera individual, se ha ido abriendo camino a un nuevo objeto de estudio que podríamos denominar, utilizando la afortunada expresión acuñada por Aymard y Romani, la «corte como institución económica». El objetivo principal de esta corriente de investigación es el estudio de las características institucionales y administrativas, burocráticas y contables, de la organización económica y financiera del entorno cortesano8. Y, además, también pretende analizar su importancia económica en el conjunto de las finanzas reales y nobiliarias y, muy especialmente, el impacto político de la redistribución económica (quitaciones, rentas, raciones, regalos y otros favores) entre los miembros de estas cortes9. Esta nueva corriente historiográfica pretende poner de relieve el endeudamiento crónico de los príncipes y la carga que ello supone para su poder10, así como examinar las razones económicas que pueden explicar la itinerancia de las cortes así como por el contrario las razones económicas de su sedentarización progresiva, mucho menos estudiadas que las justificaciones políticas11. Del mismo modo, considerar esta faceta económica de la corte requiere aplicar a este medio buena parte de los presupuestos de la Alltagsgeschichte («Historia de la vida cotidiana») y preocuparse por las necesidades materiales y logísticas del día a día en el ámbito de la corte, tal y como lo propuso en el 1995 el profesor Paravicini12. Todo ello conduce a subrayar el carácter de «sociedad con gran poder adquisitivo» del mundo cortesano.

El análisis detallado de estas cuestiones desemboca necesariamente en una puesta en común de la economía de corte con la economía del lujo y a poner de relieve la importancia de este tipo de consumo en una sociedad tan jerarquizada como la cortesana, en la que juegan un papel destacado la simbología y la representación del orden social y del poder13.

2. UN INTERÉS RENOVADO POR LA RELACIÓN ENTRE LAS CIUDADES Y LAS CORTES

Sobre el tema general de las relaciones corte-ciudad, cabe destacar la amplia reflexión proporcionada, principalmente en el ámbito germánico, en el marco de la Residenzenkommission der Akademie der Wissenschaften zu Göttingen, dirigido por Werner Paravicini14. Entre los trabajos realizados dentro de este ambicioso proyecto, resulta especialmente interesante para nuestro propósito el volumen Der Hof und die Stadt (2006) el cual, aunque se centra en las relaciones políticas, deja también espacio al tema de la topografía, el consumo y la influencia de la corte en el espacio urbano15. Por su parte, el volumen Städtisches Bürgertum und Hofgesellschaft (2012), vuelve a incidir sobre el tema de las relaciones entre ciudades y cortes, en cómo se influyen mutuamente; aquí nos interesa especialmente la primera parte de la obra, dedicada a las semejanzas y a los puntos de contacto entre economía urbana y economía cortesana («Stadtwirtschaft und Hofwirtschaft»)16.

En cuanto a la historiografía italiana, el carácter profundamente urbano del poder peninsular así como la identificación de cada uno de los príncipes del Quattrocento con su ciudad, y de cada corte con la totalidad de la sociedad política local, ha provocado una intensa reflexión sobre esta relación entre el ámbito cortesano y el urbano17. Como ya había destacado Jacques Heers en su clásico estudio La ville au Moyen Âge de 199018, en Italia cada ciudad se convierte en el coto privado de un príncipe, es decir, no existe una itinerancia tan acusada como en otras partes, ni la ausencia del poder central que se observa en otras ciudades europeas muy especialmente en el amplio espacio de las monarquías ibéricas, por lo que la relación del entorno del príncipe con los ciudadanos es más estrecha, siendo muy diferentes los mecanismos relacionales que se establecen, y diferentes también los conflictos que se crean19. En este sentido, en el caso italiano la problemática es distinta: los estudios que abordan el tema de la relación corte-ciudad no tratan el caso de la irrupción de un séquito en el medio urbano ni los problemas ocasionados por el alojamiento o el abastecimiento de éste, sino que se han ocupado más bien por las cuestiones urbanísticas y artísticas manifestadas en construcciones de una gran belleza, como se demuestra en numerosos estudios monográficos. El estudio de estas grandes obras, realizadas por maestros artesanos amparados por aquellos príncipes, que aumentaban notablemente el prestigio de aquellas cortes, ofrece una singular perspectiva de la relación entre el ámbito cortesano y el urbano, propia de la historiografía italiana20.

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