«Para tener unos labios atractivos, pronuncia palabras de bondad.
Para unos ojos bonitos, busca lo bueno en las personas.
Para una figura esbelta, comparte tus alimentos con quien pasa hambre.
Para un cabello hermoso, permite que un niño lo acaricie con sus dedos una vez al día.
Para ser elegante, camina sabiendo que nunca vas sola.
Las personas, más que las cosas, deben ser restauradas, renovadas, reanimadas, recuperadas y redimidas.
Si alguna vez necesitas una mano amiga, recuerda que podrás encontrar una al final de cada uno de tus brazos.
Conforme envejezcas, descubrirás que tienes dos manos, una para ayudarte y la otra para ayudar a los demás». ~Sam Levenson
El gran filósofo Mortimer Adler habló sobre la estética, es decir, lo que significa la belleza, más allá del gusto personal o de las convenciones sociales aceptadas. En el habla cotidiana, cuando alguien utiliza los términos «belleza» o «hermoso», generalmente se refieren a algo que creen de manera subjetiva que es agradable a la vista. De alguna manera, el concepto filosófico de la estética ha eludido la conciencia convencional.
Santo Tomás de Aquino dijo que la belleza es aquello que resulta ser agradable al verlo, pero tal definición tiende a respaldar el subjetivismo, ya que «aquello que se ve» sustituye a «aquello que se contempla». Lo que Aquino quiere decir con esto, es que aquello que al contemplarse nos brinda placer es lo que llamamos hermoso. Pero las personas obtienen placer con todo tipo de objetos distintos, debido a que sus gustos son diferentes. Lo que a alguien le puede parecer placentero a otra puede no serle agradable para nada.
Sin embargo, hay otro aspecto de la belleza que la mayoría de las personas no toma en cuenta: además de lo placentero existe lo admirable. ¿Acaso lo que vuelve a un objeto más admirable que a otro es algún tipo de excelencia que posee? Leonardo da Vinci describió al Triángulo Dorado como a una simetría especial que da como resultado una apariencia agradable.
Algunas personas todavía dudan de que la belleza contenga algún aspecto objetivo. Con frecuencia se puede ver que los aspectos que determinan que algo sea hermoso y admirable son su propia excelencia y rasgos inherentes, y no tanto la sensación subjetiva que percibe quien lo observa.
La belleza es una característica de las personas, animales, lugares o ideas que brinda una impresión perceptible de placer o satisfacción. Es la interpretación de que algo está en armonía con la naturaleza. Incluso puede provocar una sensación de bienestar, por lo que se considera de utilidad como herramienta de sobrevivencia.
Benevolencia
«No habrás vivido el día de hoy sino hasta que hayas hecho algo por alguien que nunca podrá retribuírtelo» ~John Bunyan
La benevolencia es hacer el bien sin afán de obtener reconocimiento político, una medalla o para incluirlo en el currículo; no se espera ningún tipo de agradecimiento. La benevolencia es un acto de bondad que se hace porque sí. No se busca el heroísmo ni la adulación. Es una acción silenciosa cuya recompensa se siente en el interior.
Benignidad
«Si por casualidad habías nacido en la tercera base, no se lo restregabas en la cara al tipo que ni siquiera nació en el estadio. Generalmente, el interés propio se dejaba en la puerta, junto con tu abrigo y tu sombrero». ~Ron Suskind
Atrévete a regocijarte por la gloria de tu enemigo. Sé feliz por la otra persona. Abstente de señalar los errores y no presumas tu buena fortuna. Sé humilde: siempre hay algo que aprender.
Bondad
«Se bondadoso, porque cada persona que encuentras está luchando una batalla más difícil». ~Platón
Nadie es inmune a las adversidades de la vida. Ya sea por enfermedad, hambre, vejez, la pérdida de amistades o de los medios financieros, cada uno lleva su propia carga. Se bondadoso con todos, aun si no parece ser la respuesta apropiada; aun si crees que se desperdiciará en esa persona; aun si esa persona no es amable contigo. Es entonces que la bondad será más apreciada, será más valiosa. Al igual que con el perdón, la bondad beneficia más al que la otorga que al que la recibe.
Bushido
«El mejor luchador nunca está enojado». ~Laozi
En el mundo occidental no se conoce mucho el concepto del bushido, pero su significado más profundo es el honor o los valores morales más respetables. Sin embargo, en la tradición japonesa de la época de los samurái, el código bushido era de gran importancia y estaba presente en todos los aspectos de la vida.
Los samurái eran agentes que habían sido elegidos por su valentía para proteger a alguien. Los amos a los que servían eran personas con distintos cargos de autoridad, desde el emperador hasta los oficiales de más bajo nivel. La importancia de la tradición samurái era la lealtad que profesaban hacia a su amo, la cual era completa y terminaba solo con la muerte.
La vida violenta del samurái se mitigaba con su filosofía de sabiduría y serenidad. Su misión era defender a su amo hasta la muerte, pero el honor requería que los asesinatos que cometieran se moderaran a través de la sabiduría y nunca fueran el resultado de la ira. Los principios del bushido debían practicarse a diario a través del estudio y la meditación. El autor William Scott Wilson dice en su libro "Ideals of the Samurai: Writings of Japanese Warriors" (Kodansha, 1982), «Si un hombre no profundiza en el bushido a diario, será difícil para él llegar a tener una muerte valerosa y varonil. Por tanto, es esencial que uno se grabe bien en la mente la idea de ser un guerrero».
Kato, un fiero guerrero, expresó algo similar: «Uno debe esforzarse bastante para aprender. Se debe de leer libros que traten asuntos militares y dirigir la atención de forma exclusiva hacia las virtudes de la lealtad y la piedad filial... Habiendo nacido en la casa de un guerrero, uno debe tener la intención de asir la espada larga y la corta y morir».
El código del samurái se distinguía por sus ocho principios o virtudes: rectitud, valor, benevolencia, respeto, honestidad, honor, lealtad, piedad filial, sabiduría y cuidado de las personas mayores. Dichas virtudes se describen muy bien en la Biblia, y siguen estando vigentes aún en nuestros días.
Cautela
«Nunca derribes una cerca hasta que sepas por qué se puso allí». ~Robert Frost
Enseñamos a nuestros hijos a mirar a ambos lados antes de cruzar la calle: eso es la cautela. Sin embargo, ¿qué debemos hacer al conocer a alguien que podría ser nuestra futura pareja? ¿actuamos con cautela? ¿nos mantenemos alertas para detectar alguna bandera roja? ¿o nos aventamos sin pensarlo mucho? Cuando nos embarcamos en una nueva aventura, ¿analizamos nuestra motivación y los posibles beneficios y riesgos de la situación? No podemos protegernos de todas las circunstancias imponderables. Si pudiéramos hacerlo no saldríamos de la cama, sin embargo, para evitar posibles catástrofes debemos investigar y prestar atención con serenidad.