Suki se adelantó hacia Kotaro tomándolo de su camisa y confirmó sus sospechas. â ¡Un hombre se la llevó hace unos diez minutos, tienes que encontrarla! â Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras le hablaba. â ¡No podemos encontrarla por ninguna parte!
Aún sin estar listo para devolverle a Suki su libertad, Shinbe la jaló de su mano estrellándola contra su pecho. Envolvió sus brazos alrededor de ella como si fuera un tambor metálico de Trinidad y Tobago. Mirando a Kotaro añadió: â Alguna âcosaâ se la llevó de aquÃ.
Shinbe miró a la silueta temblorosa de Suki y trató de tranquilizarla. Ella nunca le dejarÃa hacer lo que él querÃa hacer sin discutir. â Te prometo que la encontraremos â, con su promesa hecha, miró hacia arriba de nuevo para hablar con Kotaro una vez más, pero el guardia de seguridad ya se habÃa ido.
â ¿A⦠a dónde se fue? â tartamudeó Shinbe mirando alrededor sin encontrar rastro del guardia de seguridad. Sacudió su cabeza y suspiró. HabÃa visto suficiente mierda extraña por una noche.
Saliendo de su perdido estado de desesperanza, Suki resopló molesta. â Más le vale encontrar a Kyoko⦠o tendré pinchos de Kotaro para la cena⦠â Arrastrando a Shinbe detrás de ella como si de repente hubiesen intercambiado roles añadió: â Mi auto, ahora, ¡vamos!
Shinbe miró alrededor del estacionamiento como si recordara algo importante de repente. â Hablando de autos⦠falta el de Toya.
CapÃtulo 6
Hyakuhei recostó al joven que habÃa escogido para que se convirtiera en uno de sus hijos en una habitación oscura encima de los sonidos del club. Quitando el suave cabello marrón de sus ojos cerrados, aún podÃa oler el aroma de la chica que permanecÃa en la piel del chico. âTasukiâ, habÃa escuchado a los otros llamarle.
â Bueno, Tasuki, cuando despiertes, tendrás un regalo más valioso de mi parte⦠el regalo de la vida eterna â. Dio una sonrisa comprensiva como si le hablara a un niño. â Pero entenderás que⦠esa vida es mÃa.
Los ojos de Hyakuhei titilaron rojos al sentir que uno de sus hijos lo llamaba. No le gustaba ser perturbado durante la espera de un despertar, pero uno de sus favoritos lo habÃa solicitado. A sabiendas de que el subordinado nunca lo llamarÃa a menos que fuera importante, respondió a su solicitud.
Mirando una vez más al chico que habÃa convertido, el cuerpo de Hyakuhei brilló y desapareció, dejando a Tasuki solo dentro de los confines de la habitación cerrada.
*****
Yohji podÃa sentir los pinchazos de dolor forzándolo a la consciencia. Dios, todo le dolÃa. Lentamente recordó lo que habÃa pasado y por qué ahora se sentÃa tan mal. Se habÃa topado con Kyoko y habÃa decidido jugar con ella cuando el estúpido guardia de seguridad habÃa aparecido.
¿Cómo alguien puede ser tan fuerte? Cuando habÃa intentado pelear de vuelta, no habÃa tenido oportunidad alguna. Era como si hubiese intentado ir contra una manada de lobos y ahora estaba sufriendo severamente por sus esfuerzos.
Finalmente atreviéndose a abrir los ojos, se sorprendió de ver a un chico de pie ahÃ⦠mirándolo. ParecÃa tener más o menos 12 años y hubiese sido etiquetado como albino si sus ojos no hubiesen sido tan negros y vacÃos.
AtraÃdo por el olor de sangre fresca, Yuuhi apareció junto al chico herido. Mirándolo de cerca, estuvo de pie tan quieto como una estatua, tocándolo brevemente con su aura antes de asentir una vez. El chico tenÃa la corrupción de la maldad dentro de él, pero habÃa un aroma de pureza que colgaba de su energÃa negativa.
Los remanentes de energÃa pura parecÃan estar vivos con un poder que no morirÃa. âInesperadoâ¦â
Mientras los ojos del muchacho herido se abrÃan, Yuuhi susurró suavemente. â Padre, ha tocado a la pura⦠su energÃa aún está allÃ, atacando su⦠â los colmillos del niño resplandecieron en una sonrisa de burla. â ¿Nos lo quedamos?
Los ojos de Yohji se entrecerraron ante las palabras extrañas del chico, luego miró alrededor buscando a quien quiera que fuera con quien el niño hablaba, solo para ver un hombre siniestro cubierto de negro salir de las sombras a la luz borrosa del callejón. Era alto y emitÃa poder de su silueta como si fuera una deidad vengadora.
Los ojos llenos de miedo de Yohji se abrieron como platos, entrelazando con ojos que eran rojo sangre y esta vez definitivamente vio colmillos. Presionó su cuerpo abusado contra la pared. Nunca tendrÃa oportunidad si trataba de correr en el estado en el que estaba.
Hyakuhei miró abajo al joven que habÃa acosado a la chica y que ahora consideraba suyo. Este chico se atrevió a tocarla y ahora pagarÃa por su insolencia. Inhaló⦠oliendo restos del lobo que ya lo habÃa golpeado severamente y sus ojos de medianoche se entrecerraron en rajas. ¡Kotaro habÃa estado aquÃ!
¡Cómo se atrevÃa Kotaro a interferir en esto! ¿Era él la razón por la cual la chica habÃa desaparecido de repente sin dejar rastro? Hyakuhei gruñó al solo pensar en que el Lycan estuviera tan cerca del Corazón de Cristal del Guardián y la chica una vez más. Solo porque la chica lo habÃa escogido no la hacÃa realmente suya. Nunca habÃa sido decisión de la chica⦠¿es que no habÃa aprendido su lección en el pasado?
HabÃa pensado que habÃa matado a la vil creatura junto con Toya años atrás por atreverse a hacerle frente y tratar de proteger a la chica de su posesión. âNo importaâ, los pensamientos de Hyakuhei se volvieron melancólicos por un momento, âuna vez pusiste en mi contra a Toya y a la Sacerdotisa, Kotaro⦠y mira lo que me haces hacerâ.
Una sombra de pena cruzó su expresión al pensar en el pasado. Si Toya no hubiera intentado volverse un Guardián para la Sacerdotisa y alejar a Kyou de él⦠Toya no estarÃa en el inframundo ahora sino aquÃ, a su lado, junto con el hermoso Kyou. El culpable de alimentar a Toya con mentiras erróneas era Kotaro.
Kotaro también era quien habÃa advertido a la Sacerdotisa de su verdadera intención. Era extraño cómo el tiempo podÃa deformar las mentiras que se habÃan dicho.
â Asà que, Kotaro⦠â susurró ââ¦la has encontrado de nuevo.
Fue traÃdo al presente por el gimoteo que provino del chico agachado contra la pared. NecesitarÃa más de un nuevo recluta para encontrar a su Sacerdotisa perdida si Kotaro también estaba con ella. Hyakuhei la querÃa y la tendrÃa.
Planeaba reclamarla con la ayuda del imbécil que habÃa pensado contaminarla. La corrupción de tal creatura era destinada solo para él. TenÃa muchos planes para su Sacerdotisa, después de todo⦠mil años era un largo tiempo para preparar nuevas formas de torturar a alguien.
Volviendo a las sombras, sus ojos destellaron al suavemente asentirle a Yuuhi. â Hazlo doloroso. Tortura su carne, pero no lo mates â. Ãl querÃa que el chico sufriera un poco más por sus acciones asà entenderÃa nunca desafiar a su nuevo maestro y nunca volver a tocar a la chica.