Морган Райс - Un Reino De Hierro стр 11.

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Gwendolyn meneó la cabeza.

"Ese es precisamente el momento en el que hay que temer más”, contestó ella.

Kendrick suspiró.

"Mi señora, esto fue sólo un ataque inesperado", dijo. "Nos sorprendieron el Día de la Peregrinación. Nunca dejaremos la Corte del Rey sin protección otra vez. Esta ciudad es una fortaleza. La ha ocupado durante miles de años. No queda nadie para derrocarnos".

"Te equivocas", dijo ella.

“Bueno, aunque así sea, ya te diste cuenta de que la gente no se irá, hermana mía", dijo Kendrick, su voz se ablandó, implorando,"te amo. Pero hablo como tu comandante. Como el comandante de Los Plateados. Si tratas de forzar a la gente para que abandone el lugar, para hacer lo que no quieren hacer, tendrás una revuelta en tus manos. No ven el mismo peligro que tú. Y para ser honesto, incluso yo no lo veo.

Gwendolyn miró a su gente, y supo que Kendrick tenía razón. No la escucharían. Incluso su propio hermano no le creía.

Y le rompía el corazón.

*

Gwendolyn estaba parada sola en la baranda superior de su castillo, sosteniendo a Guwayne firmemente y mirando la puesta de sol, lo dos soles se mantenían abajo en el cielo. En la parte inferior escuchó los gritos apagados y las celebraciones de su gente, preparando una gran noche de fiesta. Allí afuera, vio el paisaje ondulado de las tierras que rodeaban la Corte del Rey, un reino en la cima. En todas partes estaba la recompensa del verano, interminables campos verdes, árboles frutales, una rica tierra exuberante. La tierra estaba conforme, reconstruida después de tanta tragedia, y vio un mundo en paz consigo mismo.

Gwendolyn frunció el ceño, preguntándose qué tipo de oscuridad podría llegar a aquí. Quizás la oscuridad que había imaginado ya había venido en la forma de los McCloud. Tal vez ya se había evitado, gracias a Kendrick y a los demás. Tal vez Kendrick había tenido razón. Tal vez ella había sido demasiado cautelosa desde que se había convertido en la reina, había visto demasiada tragedia. Tal vez ella estaba, como dijo Kendrick, examinando demasiado las cosas.

Después de todo, evacuar a su gente de sus casas para llevarlos a través del Cañón a los barcos, a la volatilidad de las Islas Superiores, era una medida drástica, reservada para un tiempo de mayor calamidad. ¿Qué pasaría si lo hacía y no acontecía ninguna tragedia en el Anillo? Sería conocida como la reina que fue presa del pánico sin peligro a la vista.

Gwendolyn suspiró, sujetando a Guwayne mientras se retorcía en sus brazos y se preguntaba si se estaba volviendo loca. Ella miró hacia arriba y buscó en los cielos alguna señal de Thorgrin, esperando, orando. Al menos esperaba alguna señal de Ralibar, dondequiera que estuviera. Pero él tampoco había regresado.

Gwen observó un cielo vacío, decepcionada una vez más. Una vez más, tendría que confiar en ella misma. Incluso su gente, que siempre la había apoyado, que la había visto como diosa, ahora parecía desconfiar de ella. Su padre nunca la había preparado para esto. Sin el apoyo de su pueblo, ¿qué clase de reina sería? Impotente.

Gwen quería desesperadamente tener a alguien en quien sentir confort, en quien encontrar respuestas. Pero Thorgrin había desaparecido; su madre había muerto; aparentemente a todos los que conocía y amaba se habían ido. Se sentía en una encrucijada y nunca se había sentido más confundida.

Gwen cerró los ojos y pidió a Dios que la ayudara. Intentó llamarlo, con toda su voluntad. Nunca había sido una persona que rezara mucho, pero su fe era fuerte, y estaba segura de que Él existía.

Por favor, Dios. Estoy muy confundida. Muéstrame cómo proteger mejor a mi pueblo. Muéstrame cómo proteger mejor a Guwayne. Muéstrame cómo ser una gran gobernante.

"Las oraciones son poderosas", se escuchó una voz.

Gwen se dio vuelta, aliviada instantáneamente al oír esa voz. Allí de pie, a varios metros de distancia, estaba Argon. Llevaba su manto blanco y capucha, sosteniendo su vara, mirando al horizonte en vez de a ella.

“Argon, necesito respuestas. Por favor. Ayúdame".

"Siempre estamos necesitados de respuestas", respondió él. “Y sin embargo, no siempre llegan. Nuestras vidas están destinadas a vivirse. No siempre nos pueden predecir el futuro".

"Pero se puede insinuar", dijo Gwendolyn. "Todas las profecías que he leído, todos los manuscritos, la historia del Anillo, siguen apuntando a que se avecina algo sombrío. Debes decírmelo. ¿Ocurrirá?".

Argon se volvió y la miró fijamente, con los ojos llenos de fuego, más sombríos y de mayor miedo que nunca.

"Sí", respondió él.

La determinación de su respuesta la asustó más que nada. Argon, el que siempre hablaba con enigmas.

Gwen se estremeció por dentro.

"¿Vendrá aquí, a la Corte del Rey?".

"Sí", respondió él.

Gwen se sintió más aterrada. También estaba segura de su convicción de que había tenido la razón todo el tiempo.

"¿El Anillo será destruido?", preguntó ella.

Argon la miró, y asintió lentamente.

"Quedan pocas cosas que puedo revelarte", dijo él. "Si quieres, esta puede ser una de ellas".

Gwen estuvo pensando largamente, debatiendo. Sabía que la sabiduría del Argon era muy valiosa. Sin embargo, esto era algo que realmente necesitaba saber.

"Cuéntamelo", dijo ella.

Argon respiró profundamente mientras se daba vuelta y miraba al horizonte, por un tiempo que pareció eterno.

“El Anillo será destruido. Todo lo que conoces y amas será eliminado. El lugar en el que estás parada ahora, no será mas que brasas ardientes y cenizas. Todo el Anillo se convertirá en cenizas. Tu nación desaparecerá. Vendrá la oscuridad. Una oscuridad mayor que cualquiera en nuestra historia".

Gwendolyn sentía la verdad de sus palabras resonando en su interior, sentía el profundo timbre de su voz resonando en su corazón. Sabía que cada palabra que él decía era verdad.

"Mi gente no ve esto", dijo con la voz quebrada.

Argon se encogió de hombros.

"Tú eres la reina. A veces debe usarse la fuerza. No sólo contra los enemigos. Incluso contra nuestra gente. Haz lo que sabes. No busques siempre la aprobación de la gente. La aprobación es una cosa difícil de alcanzar. A veces, cuando tu pueblo te odia más, es una señal de que estás haciendo lo mejor para ellos. Tu padre fue bendecido con un reinado de paz. Pero tú, Gwendolyn, tendrás una prueba mucho mayor: tendrás un reinado de acero".

Mientras Argon se daba vuelta para marcharse, Gwendolyn caminó hacia adelante y extendió su mano hacia él.

"¡Argon!", dijo ella.

Él se detuvo, pero no se dio vuelta.

"Sólo dime una cosa más. Te lo ruego. ¿Volveré a ver a Thorgrin otra vez?".

Él hizo una pausa, hubo un largo y pesado silencio. En ese sombrío silencio ella sintió su corazón romperse en dos, esperando y orando para que él le diera una respuesta más.

"Sí", respondió él.

Ella se quedó allí parada, con el corazón acelerando, anhelando más.

"¿No puedes decirme nada más?".

Él se volvió y la miró, con tristeza en su mirada.

"Recuerda la elección que hiciste. No todo el amor dura para siempre".

A lo alto, Gwen escuchó un halcón chirriando, y miró al cielo sorprendida.

Se volvió para mirar a Argon, pero él ya había desaparecido.

Ella sujetó firmemente a Guwayne y vio a su reino, dando una última y larga mirada, queriendo recordarlo como estaba cuando era todavía vibrante y estaba vivo. Antes de que todo se convirtiera en cenizas. Se preguntaba con temor qué peligro tan grande podría estar acechando, más allá de la aparente belleza. Se estremeció ya que sabía, sin lugar a dudas, que pronto los encontrarían.

CAPÍTULO SIETE

Stara gritó mientras caía en picada por el aire, agitándose, con Reece junto a ella, Matus y Srog junto a él, los cuatro cayendo de los muros del castillo en el viento cegador y la lluvia, bajando hacia el suelo. Ella se mentalizó al ver los grandes arbustos acercarse a ella rápidamente, y se dio cuenta de que la única razón por la que podría sobrevivir a esta caída sería por ellos.

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