Como si estuviera oyendo los pensamientos de Riley, la oficial de policía Frisbie dijo: —Heather pasará el resto de la noche en la habitación de la AR.
Heather salió de la sala común, todo su cuerpo temblando. A Riley le alegró ver que la asistente de residencia se encontró con ella en la puerta.
La oficial de policía Frisbie llamó a Gina a la cocina, donde Hintz todavía estaba esperando. Gina se levantó y siguió a la mujer por la puerta giratoria, dejando a Riley, Trudy y Cassie sentadas en medio de un silencio incómodo. Parecía que el tiempo se había ralentizado mientras esperaban.
Gina finalmente salió. Sin decir ni una palabra más a las otras, caminó por la sala común y salió por la otra puerta. Luego la oficial de policía Frisbie llamó a Cassie, quien se fue a la cocina.
Ahora solo quedaban Riley y Trudy, sentadas una en frente de la otra. Mientras esperaban, Trudy miró a Riley con enojo y reproche. Riley deseaba poder explicarle lo que había dicho durante su breve conversación con la oficial de policía Frisbie. Lo único que había hecho era responder una pregunta. No había acusado a nadie de haber hecho algo malo.
Pero el oficial White seguía vigilándolas, y Riley no podía decir ni una sola palabra.
Cassie finalmente salió de la cocina y regresó a su habitación y Trudy fue la siguiente en ser llamada a la cocina.
Riley quedó sola con el agente White, sintiéndose aislada y asustada.
Sin nada que la distrajera, seguía viendo el cuerpo de Rhea en su mente, sus ojos bien abiertos y el charco de sangre. Ahora esas imágenes se estaban mezclando con los recuerdos de su propia madre muerta en el piso. Eso había sucedido hace mucho tiempo, pero la imagen era muy vívida en su mente.
¿Cómo podría estar pasando algo así en un dormitorio universitario?
«Esto no puede ser real», pensó.
No podía estar sentada aquí preparándose para responder preguntas.
No podía ser cierto que una de sus mejores amigas acababa de ser asesinada.
Casi se había convencido de la irrealidad del momento cuando la oficial de policía Frisbie apareció junto con Trudy. Con una expresión taciturna, Trudy salió de la sala común, sin ni siquiera mirar a Riley.
La oficial de policía le asintió con la cabeza a Riley, quien se levantó y la siguió obedientemente a la cocina.
«Esto no puede estar pasando», se repitió a sí misma.
CAPÍTULO CUATRO
Riley se sentó en la mesa de la cocina frente al jefe Hintz. El jefe se limitó a mirarla por un momento, sosteniendo su lápiz sobre una libreta. Riley se preguntó si debía decir algo.
Levantó la mirada y vio que la oficial Frisbie se había puesto a un lado y que estaba apoyada en un mostrador. La mujer tenía una expresión bastante amarga en su cara, como si no estuviera muy contenta con las entrevistas. Riley se preguntó si Frisbie estaba molesta por las respuestas de las chicas o por la forma en que su jefe había estado haciendo las preguntas.
El jefe dijo finalmente: —Primero que todo, ¿la víctima alguna vez te dio una razón para creer que temía por su seguridad?
La palabra «víctima» alarmó a Riley.
¿Por qué no podía decir su nombre y ya?
Pero tenía que responder a su pregunta.
Su mente repasó conversaciones recientes, pero solo recordó intercambios inocentes como el que Trudy, Rhea y ella habían tenido esta noche respecto a si Riley estaba tomando la píldora.
—No —dijo Riley.
—¿Alguien le deseaba lo peor? ¿Alguien se había enojado con ella recientemente?
La idea le pareció extraña a Riley. Rhea había sido tan agradable y amable que Riley no podía imaginar a nadie molesto con ella por más de unos minutos.
Pero se preguntó si quizá se había perdido de algo.
¿Las otras chicas le habían dicho a Hintz algo que Riley no sabía?
—No —dijo Riley—. Por lo que recuerdo, se llevaba muy bien con todo el mundo.
Hintz se detuvo por un momento y luego dijo: —Dinos todo lo que pasó luego de que tú y tus amigas llegaron a La Guarida del Centauro.
Riley fue inundada por una ráfaga de sensaciones, Rhea y Trudy empujándola físicamente por la puerta a la niebla de humo de cigarrillo y música ensordecedora…
¿Necesitaba explicar todo eso?
No, Hintz solo quería oír hechos concretos.
Ella dijo: —Cassie, Heather y Gina se fueron directamente a la barra. Trudy quería que bailara con ella y Rhea.
Hintz estaba revisando las notas que había tomado de las otras chicas, quienes obviamente le habían dicho lo que sabían que Riley había hecho, incluyendo el hecho de que Riley las había dejado arriba solas.
—Pero no bailaste con ellas —dijo.
—No —dijo Riley.
—¿Por qué no?
Eso sobresaltó a Riley. ¿Por qué su renuencia a bailar podría resultar importante?
Entonces vio a la oficial de policía Frisbie dándole una mirada compasiva y negando con la cabeza. Parecía evidente ahora que la mujer creía que Hintz estaba comportándose como un imbécil, pero en realidad no había nada que pudiera hacer al respecto.
Riley dijo lentamente y con cuidado: —Es que… Bueno, no tenía muchas ganas. Había estado tratando de estudiar, y Rhea y Trudy prácticamente me arrastraron allí. Así que compré una copa de vino y bajé a planta baja.
—¿Sola? —preguntó Hintz.
—Sí, sola. Me senté en una mesa sola.
Hintz hojeó sus notas.
—¿Así que no hablaste con más nadie mientras estuviste en La Guarida del Centauro?
Riley pensó por un momento y luego dijo: —Bueno, Harry Rampling se acercó a mi mesa…
Hintz sonrió un poco ante la mención del nombre de Harry. Riley se dio cuenta de que, al igual que casi toda la comunidad, el jefe probablemente lo tenía en muy buena estima.
Él preguntó: —¿Se sentó contigo?
—No —dijo Riley—. Lo ignoré.
Hintz frunció el ceño con desaprobación, aparentemente molesto porque Riley había rechazado a un verdadero héroe. Riley estaba empezando a impacientarse. Su gusto en hombres no era de su incumbencia. ¿Qué tenía eso que ver con lo que le había pasado a Rhea?
Hintz preguntó: —¿Hablaste con alguien más?
Riley tragó grueso.
Sí, ella había hablado con alguien más.
Pero ¿metería al chico en problemas por mencionarlo?
Ella dijo: —Eh… Un estudiante de derecho se acercó a mi mesa. Se sentó conmigo y hablamos por un rato.
—¿Y luego? —preguntó Hintz.
Riley se encogió de hombros y dijo:
—Dijo que tenía que estudiar y luego se fue.
Hintz estaba tomando notas.
—¿Cuál era su nombre? —preguntó.
Riley dijo: —Mira, no entiendo por qué él es importante. No era más que otro tipo en La Guardia del Centauro. No hay ninguna razón para que puedan creer que…
—Solo responde mi pregunta.
Riley tragó grueso y dijo: —Ryan Paige.
—¿Lo conoces de antes?
—No.
—¿Sabes dónde vive?
—No.
A Riley le alegró por un momento que Ryan había logrado mantenerse tan misterioso, sin siquiera darle su dirección o número de teléfono. No vio ninguna razón por la que debía responder preguntas sobre él en absoluto, y de seguro no quería meterlo en problemas. Parecía casi un poco estúpido que Hintz estaba presionándola al respecto. Y Riley supo por la forma en la que la oficial Frisbie puso los ojos en blanco que ella pensaba lo mismo.
Hintz golpeó la mesa con la goma de borrar de su lápiz y preguntó: —¿Viste a Rhea Thorson con alguien en particular en La Guarida del Centauro? ¿Aparte de las amigas con las que salieron?
Riley estaba empezando a sentirse más frustrada que nerviosa.
¿Hintz no entendía nada de lo que había estado diciendo?
—No —dijo ella—. Como dije, yo me fui por mi cuenta… No vi a Rhea después de eso.
Hintz siguió dando golpecitos con su borrador, mirando sus notas.
Él preguntó: —¿El nombre Rory Burdon significa algo para ti?
Riley se puso a pensar.
Rory…
Sí, el nombre era familiar.
Ella dijo: —Creo que Rhea estaba interesada en él. La vi bailar con él otras veces en La Guarida del Centauro.