AAVV - El País Valenciano en la Baja Edad Media стр 3.

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Precisamente, de comerciantes trata Carles Rabassa al investigar los orígenes de la agencia datiniana en San Mateo entre 1393 y 1397, antes de la llegada de Tuccio di Gennaio como factor de esta empresa mercantil toscana. Basándose en los fondos del Archivo Datini de Prato, el autor indaga en los operadores que representaron a la compañía y en su vinculación con ella, así como en sus modos de actuar en torno a la lana y otros productos. En esos modos se entrelazaron elementos formales e informales y estrategias que terminaron siendo contradictorias según el origen, autóctono o italiano, de los corresponsales. También la vertiente mercantil figura en el texto de Joaquín Aparici sobre Bernat Sorell, un acomodado ciudadano de Valencia de la primera mitad del siglo xv, de probable ascendencia catalana, que llegó a ser señor de Geldo (pequeña localidad cercana a Segorbe). Al personaje se le va perfilando con fuentes de Valencia y Segorbe, la mayoría notariales. Estas dibujan una trayectoria socioeconómica que no se centró solo en el comercio de productos: se relacionó asimismo con el establecimiento de alianzas familiares, con las inversiones crediticias e inmobiliarias y hasta con la acreditación de Sorell como tintorero textil en la capital del reino.

El interés por el mundo del trabajo hacia el que acabamos de apuntar aparece, en paralelo, en más artículos del volumen. Los protocolos del notario Miquel Camanyes sirven a Antoni Llibrer para delinear en 1403-1405 la infraestructura, los costes y la praxis de la manufactura cerámica en la villa de Paterna. Los inicios del siglo xv fueron aquí un momento de ascenso de dicha actividad, en la que cabe atestiguar prosopográficamente la emergencia de una élite emprendedora local (de empresarios-productores o artesanos-propietarios) que ejercía funciones de coordinación o gestión de la producción, facilitaba el suministro de materias primas, negociaba en el mercado e incluso accedía a la esfera institucional del lugar. Por otro lado, Germán Navarro repasa el devenir bajomedieval del oficio de los pelaires en la ciudad de Valencia y focaliza su atención en diversas actas inéditas de asambleas corporativas del periodo 1452-1481, realizadas por el notario Joan del Mas. Tales actas ilustran vicisitudes internas del oficio y permiten elaborar una lista de 384 pelaires de Valencia. Más allá de que la cifra certifique el peso numérico de los miembros de la corporación, el censo se ofrece como punto de partida para un análisis prosopográfico y en la línea de estimular un posible proyecto de historia social de este artesanado. Por último, Pau Viciano trata de desvelar la realidad también social de los jornaleros del País Valenciano en el ámbito agrícola cristiano de los siglos xiv y xv, determinando mediante documentación variada qué estratos del campesinado aportaban la oferta de trabajo remunerado. Los datos recogidos muestran dos modalidades de jornaleros: los braceros sin tierra, a menudo jóvenes forasteros que lograban relieve en las áreas periurbanas (comenzando por la ciudad de Valencia), y los labradores pobres y hasta medianos, miembros de la comunidad local, que tenían que completar sus ingresos con un trabajo asalariado.

Finalizamos así el recorrido por los estudios incluidos en este libro. Las especificidades de cada uno confluyen, a la postre, en la observación de una misma realidad: la del sistema social de la Edad Media, analizado en sus aspectos estructurales y de funcionamiento interno a distintas escalas o por medio de los sujetos, individuales o colectivos, que lo vertebraban con sus itinerarios vitales y sus mutuas interacciones. Y todo ello, como se habrá visto, manteniendo como contexto fundamental el pasado bajomedieval del País Valenciano, un escenario que no deja de quedar integrado a lo largo del volumen en otros dos universos: la Corona de Aragón, de una parte; la Europa mediterránea, de la otra. En definitiva, parafraseando lo que Paulino Iradiel ha escrito en diversas ocasiones, la progresión de Valencia como agente destacado de los flujos sociales y económicos puede considerarse no solo una de las novedades históricas más radicales del Mediterráneo occidental sobre todo en el siglo xv, sino también una de las mayores aportaciones de la abundante historiografía que se ha dedicado a la cuestión en las tres últimas décadas (2006: 111; 2007: 143).

Nos gustaría concluir con varios agradecimientos. Primero, a los propios auto-res de los artículos, tanto por su contribución a esta obra como por la comprensión con la que han acogido los tiempos y las exigencias de la publicación. Después, a Enric Guinot, director del Departament dHistòria Medieval de la Universitat de València, por su permanente disponibilidad para colaborar con la edición del libro. Para acabar, por supuesto, a Paulino Iradiel, por el constante magisterio que ha ejercido y sigue ejerciendo, ahora también como catedrático emérito de la Universitat de València. La inevitable perspectiva vital y profesional provoca que él pueda pensar que se encuentra, en estos momentos, «al final de mucho» (2016: 327). Pero, en el fondo, quizá solo estemos ante «la continuidad de mucho».

Albacete/Valencia/Zaragoza, septiembre de 2016

APÉNDICE

Tesis doctorales dirigidas por Paulino Iradiel Murugarren, catedrático de Historia Medieval de la Universitat de València (1984-2008)

1984

ENRIC GUINOT: Campesinos y Órdenes Militares. Antecedentes y desarrollo de un señorío valenciano: la Orden de Montesa, siglos xiii y xiv, Universitat de València.

MARÍA ROSA MUÑOZ: Orígenes de la Generalidad Valenciana, Universitat de València.

1986

ANTONI FURIÓ: El camperolat valencià en lEdat Mitjana: demografia i economia rural en la Ribera (segles XIII-XVI), Universitat de València.

FERRAN GARCIA-OLIVER: El monestir i la mesquita. Societat i economia agrària a la Valldigna (segles XIII-XVI), Universitat de València.

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