El secreto del relojero
Los misterios de Slim Hardy nº 2
Jack Benton
Otras Obras de Jack Benton
(y disponible en español)
El hombre a la orilla del mar
"El Secreto del Relojero Copyright © Jack Benton / Chris Ward 2019
Traducido por Mariano Bas
El derecho de Jack Benton / Chris Ward a ser identificado como el autor de este trabajo fue declarado por él de conformidad con la Ley de derechos de autor, diseños y patentes de 1988.
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación o transmitida, en cualquier forma o por cualquier medio, sin el permiso previo por escrito del Autor.
Esta historia es una obra de ficción y es producto de la imaginación del autor. Todas las similitudes con lugares reales o con personas vivas o muertas son pura coincidencia.
Índice
El secreto del relojero
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Sobre el Autor
Notes
El secreto del relojero
El secreto del relojero
Los misterios de Slim Hardy nº 2
Jack Benton
1
El paseo no estaba yendo como había previsto.
Las amenazantes pilas de granito de Rough Tor eran un mal indicador de dirección, brotando sobre la línea del horizonte mientras Slim Hardy trataba de recuperar el rastro del sendero que le llevaba a lo alto de la colina desde el estacionamiento.
A su derecha, un pequeño rebaño de ponis de los páramos bloqueaba la ruta directa hacia la cadena montañosa y las cotas más altas. Sus ojos desafiantes vigilaban cada uno de sus pasos mientras Slim los bordeaba, moviéndose lentamente sobre el terreno húmedo y desigual, cauteloso ante los canchales de granito que afloraban a través de las toberas de hierba paramera.
Slim suspiró. Ahora había perdido el rumbo, con la larga cordillera de Rough Tor alzándose casi enfrente y la cumbre plana de Brown Willy con su rosario de rocas apareciendo justo delante de él a través de un valle amplio y accesible. Buscó por costumbre la petaca que ya no llevaba, sacudió su mano como para castigarse por haberlo olvidado y luego se sentó en una piedra para darse un respiro.