â ¡Shinbe! ¿Sabes dónde están Suki y Kyoko? â miró a Kotaro cuando se le acercó como esperando escuchar la respuesta.
En el otro extremo del teléfono, Shinbe sonrió una sonrisa reveladora. â Quizásâ¦
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Kyou siguió escondido dentro de la obscuridad mirando a la chica bailar con sus amigos. HabÃa descubierto que su nombre era Kyoko al escuchar su conversación. Hasta ahora, el chico llamado Tasuki habÃa mantenido sus manos para sà mismo, lo que era algo bueno considerando que Kyou habÃa decidido dejarlo vivir mientras no se acercara demasiado a ella. ParecÃa suficientemente inofensivo; si no, al menos un poco obsesionado con ella.
Se habÃan abierto espacio hacia la pista de baile, la chica y su amiga habÃan comenzado a bailar juntas. La forma en que estaban bailando era indecente. âDebe ser el alcohol que consumió tan rápidamenteâ, se le dificultó pensar de otra forma.
Un gruñido grave vibraba en su pecho mientras su visión era obstruida por un grupo de humanos punk. Escuchado su advertencia, luego viendo la mirada dorada escalofriante que les dio, rápidamente se retiraron al otro lado del club. Las esquinas de los labios de Kyou dieron el indicio de una sonrisa divertida sobre la forma en que se dispersaron inmediatamente.
Devolvió su atención a la pista de baile enfocándose en la chica joven que lo dejó perplejo. La visión que lo saludó hizo que su sangre hirviera de ira. Un gruñido violento vino de un lugar desconocido mientras los ojos dorados destellaron rojo con sangre.
El inofensivo Tasuki estaba bailando con Kyoko como si tratara de seducirla.
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Kyoko estaba perdida en la sensación de las manos de Tasuki en sus caderas, acariciando la piel desnuda de su cintura mientras él tomaba control de su danza. En realidad se veÃa alucinante con su cabello desordenado y bailando sensualmente con ella. Una risita escapó de sus labios al cambio de sus pensamientos.
Mientras lo sentÃa acariciar su piel expuesta en la parte baja de su espalda, ella se dio cuenta de que sus ojos casi se volvÃan puro amatista.
Suki, decidió que podrÃa probar algo frÃo y mojado, y le dio una nalgada a Kyoko. â ¡Vamos, ustedes dos! ¡Requiero alimento! â Se rio por su tonta frase arrastrando a la pareja de vuelta a la mesa que habÃan ocupado antes en la espera de otra bebida.
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Kyou se levantó tratando desesperadamente de calmar su sangre rabiosa. Su usual control vestido de hierro y frÃo comportamiento se habÃa desvanecido completamente al ser testigo del chico Tasuki que estaba bailando con Kyoko como si fuera su amante.
En el descanso de su mente, sabÃa que debÃa calmarse rápidamente, de otra forma, Hyakuhei sentirÃa su presencia si no lo habÃa hecho ya. Tomando un respiro firme y profundo, mentalmente se reprendió por su estupidez.
Durante siglos habÃa sido un frÃo demonio de la noche sin emociones. Su resolución era como una montaña que nunca se movÃa y no podÃa forzarse a ser sumisa. Sus emociones eran bien conservadas dentro de su frÃo exterior, irrompible por una razón: para que pudiera esconder su aura del verdadero enemigo.
En una noche, la presencia de una chica joven, más allá de inocente y pura, habÃa causado que flaqueara por primera vez en su vida de muerto viviente.
Ajenos al enfurecido vampiro de cabello plata, el trÃo se abrió paso de vuelta a sus asientos previos. La risa inocente de Kyoko flotó hasta él, casi calmando su rabia. Un poco de su tensión aminoró y se preguntó por qué habÃa actuado tan posesivamente hacia la chica.
Entrecerró los ojos, lanzando dagas al chico con ella prometiendo una muerte agonizante si siquiera caminaba de puntillas fuera de la lÃnea una vez más. Ella necesitaba un Guardián.
Kyou no podÃa entender la atracción tan fuerte que sentÃa hacia ella, pero observarla se habÃa vuelto adictivo. Su belleza e inocencia lo habÃan fascinado mientras comenzaba a preguntarse si su piel era tan suave como parecÃa. Ver otro vaso del lÃquido contaminado deslizarse frente a ella le enfurecÃa.
Con cada sorbo que tomaba, el resplandor de luz pura que la rodeaba parecÃa titubear y debilitarse. Ya era mucho más difÃcil de detectar. Si seguÃa bebiendo del agua del demonio que estaba puesto frente a ella, pronto caerÃa en la obscuridad.
Como si lo desafiara, miró a la chica quitar la pajilla de la copa y presionarla contra sus labios, drenando el resto del lÃquido contaminado.
Kyou hizo algo que no habÃa hecho en siglos⦠sonrió, sabiendo que ahora su secreto estarÃa a salvo del mal que acababa de entrar al club nocturno. Quizás ocultar el aura de ese tipo de inocencia inimaginable de la hermosa chica no era tan malo después de todo.
Kyou retrocedió a la obscuridad mientras su enemigo salÃa de ella.
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Hyakuhei caminó a través de la puerta sin darse por advertido de los secuaces que lo seguÃan en su sombra. PodÃan buscar su propio entretenimiento para la noche. Ellos solo entorpecerÃan sus planes para la tarde, en caso de que les permitiera unÃrsele. Sus ojos carmesà escanearon la exhibición de carne caliente delante de él con interés.
HabÃa sentido vida aquÃ, escondida en alguna parte entre los humanos. Lo habÃa llamado como a un amante ansiaba su caricia, pero ahora la sensación de caricias casi se habÃa desvanecido, como si se hubiese apagado.
Se habÃa alimentado bien la noche anterior y no sentÃa la necesidad de alimentarse de nuevo tan pronto. No⦠esta noche tenÃa algo más en mente.
Esta ciudad guardaba el poder del legendario Corazón de Cristal del Guardián, estaba seguro de eso. Todos los caminos que habÃa tomado, buscando la luz escondida, lo habÃan llevado a este lugar. Incluso ahora, podÃa sentir la escurridiza luz escondida bajo la obscuridad mientras se apoyaba contra la pared, mirando a los humanos.
Varios de los mortales ignorantes ya lo habÃan notado y supo que vendrÃan por él, erróneamente ofreciendo sus almas.
La simple atracción de alto, oscuro y bien parecido siempre le habÃa facilitado capturar a su presa. Su largo y oscuro cabello fluÃa a su alrededor en ondas como el fondo por su buena y sin igual apariencia. PodÃa sentir la lujuria emanando de los humanos, pero esta noche no le prestó atención.
Esta noche, buscarÃa a quién podrÃa poner bajo su control. A veces convertÃa un alma ignorante simplemente para matarle la noche siguiente. Solo otorgaba el regalo de la vida eterna cuando le era apropiado y eso era menos de una vez cada siglo. Pero esta noche, buscarÃa a alguien que lo asistirÃa en su misión de determinar quién resguardaba el Corazón de Cristal del Guardián.
Los ojos de Hyakuhei se oscurecieron con sus pensamientos. La última vez habÃa estado muy cerca del misterioso Cristal de la leyenda, la chica que llevaba el poderoso Cristal habÃa percibido su intención. Antes de que pudiera detenerla, se habÃa suicidado⦠llevando el Cristal con ella y más allá del alcance de Hyakuhei una vez más.
Su mente se dejó llevar por la nostalgia. HabÃa sido tal desperdicio⦠por ser la chica incomparable en belleza y de pureza incontaminada. Su cuerpo delgado no hacÃa movimiento mientras buscaba sin prisa entre la multitud con ojos de medianoche.
El Cristal únicamente resurgÃa cada cien años de acuerdo con los pergaminos antiguos que habÃa tomado del brujo Shinbe antes de quitarle la vida. Sus labios dieron un indicio de sonrisa cruel recordando ese asesinato en particular, ciertamente bastante delicioso.