Amy Blankenship - Una Luz En El Corazón De Las Tinieblas стр 13.

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Tasuki también era uno de los chicos más populares en el campus, pero era más conocido por las notas altas que recibía en todas sus clases y era más amable que la mayoría de los chicos del campus. Por supuesto, como era uno de los más adinerados de la academia, aunque no actuaba como tal, eso también subía su estatus.

Zigzagueando alrededor de la horda de gente, Tasuki se acercó a Kyoko con una sonrisa genuina. La había conocido desde la secundaria y siempre tuvo un encaprichamiento con ella. Habían salido por temporadas, pero nada serio… más como mejores amigos en realidad y había pasado un tiempo desde que habían hecho eso.

Él le pediría salir más a menudo, pero ese chico Toya o el jefe de seguridad de la escuela siempre estaban cerca de ella últimamente. Podría jurar que escuchó un gruñido la última vez que se le acercó a ella cuando estaba con uno de ellos.

Con eso en mente, escaneó nerviosamente el área esperando que estuviera sola. No es que les tuviera miedo a ninguno de ellos… no… nunca…

Suki pudo ver el nerviosismo de Tasuki y se rio en voz alta. – Está bien, Tasuki. Vinimos solas.

Suki sonrió a la mirada confusa de Kyoko, luego agarró a Tasuki por el hombro halándolo a la fila con ellas. Ella y todo quien lo conociera estaba al tanto del hecho de que sentía algo por Kyoko. Bueno, es decir, todo el mundo excepto Kyoko.

Kyoko se sonrojó cuando Tasuki se volteó para encararla. No se había dado cuenta de lo alto que se había vuelto. – Hola Tasuki, ha pasado un tiempo. He escuchado que lo estás haciendo genial con tus notas de nuevo este año –, su rostro se iluminó al darse cuenta de que había pasado demasiado tiempo desde que habían salido. Ella siempre se había sentido a salvo cerca de él, justo como mejores amigos. Había extrañado a Tasuki.

Una sonrisa agració sus labios, y le gustó el hecho de haber seguido en contacto con él, incluso si era desde la distancia. Quizás aún tenía una oportunidad con ella. Él realmente quería la oportunidad para demostrarle lo mucho que aún le importaba y lo que quería ser con ella, que no estaba “fuera de su alcance” como ella siempre pareció creer.

Por alguna razón ella parecía pensar que él saldría de su camino para verla solo porque habían sido amigos desde secundaria. Tenía la intención de corregir esa idea equivocada. – Sí, Kyoko, si alguna vez necesitas alguna ayuda, estaría encantado de ser tu tutor en cualquier momento –. Secretamente quería golpear su cabeza contra la pared de ladrillo sabiendo que una vez más sonaba como un mejor amigo y no como material para novio.

Suki sacudió su cabeza silenciosamente viendo la miseria en los ojos de Tasuki mientras él le sonreía a Kyoko. “Pobre chico”, pensó para sí mientras una sonrisa traviesa se extendía en sus labios. Él solo necesitaba un empujón en la dirección correcta.

*****

Los ojos de Kyou se entrecerraron mientras la multitud de niños inocentes crecía. “Demasiados para que Hyakuhei escoja”, reflexionó. Siempre era lo mismo. Quitar la vida y salirse con la suya, justo como ese monstruo se había salido con la suya en el pasado. Sus garras agarraron la repisa de la ventana con frustración preguntándose si podría detener la masacre.

Tendría que acercarse y mezclarse con la multitud. Sonriendo ante el pensamiento de su cabello plateado y ojos extrañamente color oro, siempre mezclándose, Kyou volvió su atención a la masa reunida.

Echó un vistazo al estacionamiento una vez más, su vista se detuvo. Su mirada sorprendida se deslizaba sobre un grupo de tres apiñados más cerca del frente de la multitud. El aura que rodeaba el triángulo era sorprendentemente diferente de los otros humanos. El suave tinte de luz blanca pura que rodeaba el grupo deslumbró la visión interna de vampiro de Kyou.

Disminuyendo la intensidad de su mirada, Kyou sacudió su cabeza y ojeó al grupo de nuevo. Incluso con sus sentidos atenuados a propósito, pudo detectar un débil resplandor arremolinado alrededor de las tres figuras. Un débil brillo de polvo de arcoíris vino directamente de encima de ellos ensombreciendo la luz como para esconderla de sus ojos.

Kyou buscó en el cielo encima de ellos solo para ver la noche. Sus ojos se entrecerraron entendiendo más de lo que se suponía antes de devolver su mirada al grupo.

Nunca había visto algo así en su vida interminable. Un débil recuerdo captó su atención causando que mirara al grupo con los ojos abiertos como platos. Estaba recordando las palabras de su hermano menor antes de que Hyakuhei lo asesinara tan agresivamente. –Si tan solo pudiéramos conseguir el Corazón de Cristal del Guardián, entonces quizás podríamos ser libres de la obscuridad, hermano.

Kyou se había burlado al decirle a Toya que la joya era solo un mito e imposible de hallar, incluso en las leyendas. Toya había ignorado esa réplica, – el aura de aquella que protege a la joya brillará con luz santa. ¿No quieres ser libre?

Un sentimiento de melancolía se instaló en Kyou con el recuerdo de la pregunta de su hermano. Él hubiera dado lo que fuera para liberar a su hermano de la vida a la que Hyakuhei lo había metido. La brisa entró por la ventana soplando su largo cabello lejos de su rostro como diciéndole que se fuera, como si Toya en persona le estuviera diciendo que se fuera.


Reuniendo la obscuridad que rodeaba su letal cuerpo, Kyou emergió desapercibido entre la multitud de juventud ignorante, y su mirada intensa nunca dejó el lugar donde la más pura y suave luz brillaba.

*****

Kyoko soltó una risita cuando vio a Suki moviendo sus cejas detrás de la espalda de Tasuki. Suki había estado saliendo demasiado con Shinbe últimamente. Cruzó los ojos y sacó su lengua casi haciendo a Suki doble en un ataque de risa, luego la mirada despareció instantáneamente cuando Tasuki se volteaba para ver de qué se reía Suki.

Esto hizo que Suki se agarrara de la pared para evitar que sus rodillas se desplomaran mientras Kyoko solo se encogía de hombros diciendo: – ¿quién sabrá qué mosquito le picó? Ella nunca ha sido normal –. Levantó una ceja añadiendo: – tengo que sacarla de su locura al menos una vez a la semana o se pone incluso peor, y trata de morder los árboles en frente del dormitorio.

Tasuki se sonrió acercándose a la oreja de Kyoko como si fuera a susurrarle pero luego dijo, en una voz suficientemente alta para que Suki escuchara: – quizás a nuestro regreso a casa esta noche deberías llevarla de vuelta.

Kyoko asintió felizmente, luego sintió el vello de la nuca erizarse como si alguien la estuviera observando. Esperando que no fuera Toya siguiéndolas, trató de ignorarlo manteniendo su atención en Suki y Tasuki.

Suki finalmente agarró suficiente aliento para recordarle a Kyoko que iban a tener una fiesta de pijamas en la habitación acolchada más tarde en la noche, luego le preguntó a Tasuki si le gustaría unírseles. – Incluso tenemos una camisa de fuerza para la ocasión –. Sacó su lengua hacia ambos.

– Guarda esa cosa antes de que lastimes a alguien –, le replicó Kyoko y fue rápidamente recompensada cuando la mandíbula de Suki se cayó.

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