PodÃa escuchar música erótica pulsando desde algún lugar y gimió cuando la rodilla del hombre se empujó entre sus muslos hasta que su pierna fue presionada contra su centro. Kyoko no podÃa apartar la vista mientras su cuerpo empezaba a moverse contra su despreocupado. Se sentÃa como si cada nervio en su cuerpo estuviera vivo con sensaciones... ella podrÃa incluso sentir el aire circundándolos en calor.
Cuando se inclinó un poco para mirarlo, su brazo la atrajo más cerca con un rápido tirón y ella jadeó cuando sintió sus labios contra la piel de su cuello. PodÃa sentir cada centÃmetro de su cuerpo presionado contra ella mientras continuaban la seductora danza. El resto de la habitación estaba girando, pero él era muy constante... alineado con ella y más grande que la vida.
En su estado de ebriedad, ni siquiera se dio cuenta de que la música estaba empezando a desvanecerse a un palpitar sordo... todo lo que sabÃa en ese momento era el hombre que la sostenÃa.
Amni sintió que la ola de poder se precipitaba por el club desde la vecindad de la pista de baile. No era raro sentirlo a esta hora de la noche y por lo general lo ignoraba. Fuera de reflejo, miró hacia el otro extremo de la barra y notó que Kyoko habÃa desaparecido. Sus ojos se abrieron y él hizo un rápido barrido del club.
La bebida que estaba mezclando cayó de su mano y aterrizó en el suelo con un ruido fuerte. HabÃa echado un vistazo a los espejos detrás del bar y vio a Kyoko bailando... ¡consigo misma! Su cara estaba ruborizada con los labios ligeramente separados y los ojos cerrados. PodrÃa haber jurado que estaba en medio de un clÃmax.
Amni corrió en pánico, Amni corrió hacia la abertura en el bar para que pudiera salir y sacar al demonio que la sostenÃa. No habÃa sentido el anhelo de matar en tanto tiempo que lo sorprendió con la rapidez con que el impulso podrÃa volver... el impulso de matar incluso a su propia especie.
"Maldición, Kyoko." Ãl gruñó entre dientes apretados. Si estuviera tan desesperada... lo bastante desesperada como para enfrentarse a un vampiro, entonces él dormirÃa con ella y eso serÃa el final.
Amni se detuvo en sus pasos cuando vio a Tadamichi de pie en su camino. El señor vampiro ni siquiera lo miró, pero Amni sabÃa que estaba allà para evitar que ayudara a Kyoko. Amni se acercó lo suficiente como para estar a la distancia de su amo con la esperanza de que él tomara la indirecta sutil. Cuando eso no sucedió, Amni inclinó ligeramente la cabeza en sumisión. Sus ojos azules se volvieron demasiado brillantes y helados en la barricada, pero no le harÃa ningún bien si lo mataran por su insolencia.
-Señor, por favor... Ella no se da cuenta ... -susurró Amni sabiendo que el anciano podÃa oÃrlo alto y claro. "Déjame pasar antes de que ella caiga al mismo destino que tengo." Ãl silenciosamente se encogió ante el insulto implÃcito que habÃa dejado sus labios pero nunca se habÃa enorgullecido del hecho de que él era un vampiro. No habÃa pedido la maldición. "Ella es mi amiga."
La respuesta que Amni recibió fue un gruñido bajo que hizo que los vasos de vino detrás de él sacudieran en sus dispositivos colgantes.
"No soy tu padre, muchacho." Hyakuhei lo enderezó de una vez por todas.
Amni sintió que el shock se instalaba en su interior mientras retrocedÃa nerviosamente. Sus ojos se ensancharon sabiendo que acababa de conocer al legendario hermano gemelo de Tadamichi. Tan cerca, él podÃa sentir la diferencia entre ellos y esa diferencia hacÃa difÃcil respirar.
Se volvió y agarró el borde de la barra mientras miraba a Kyoko con temor. Fue entonces cuando supo con certeza qué estaba planeando el vampiro en la pista de baile. Kyoko estaba tan borracha, que no sabÃa con qué estaba bailando... o que era una vÃctima voluntaria.
Hyakuhei cruzó los brazos sobre su pecho mientras observaba al presumido vampiro mirar a sus camaradas como diciéndoles que recibirÃa el primer bocado y que podrÃan tener las sobras. SentÃa una calma completa sobre él, pero era una mentira... era la calma antes de la tormenta.
Sintió la ansiosa presencia del barman detrás de él. -Tú la tratas como si fuera tuya -su voz contenÃa un tono peligroso cuando el espejo detrás de Amni se quebró.
-No -susurró Amni, encontrando coraje y temor de ser una lÃnea fina. Ella no es mÃa. Una mujer como esa no le pertenece a nadie. Se quedó enraizado en el lugar sin saber qué hacer. Sólo habÃa oÃdo hablar a Tadamichi de su hermano una vez... la noche en que se habÃa convertido. Este era el hombre que habÃa matado a su padre, sólo para morir a sà mismo como castigo por el crimen.
Los pensamientos de Amni volvieron a su amo. Tadamichi lo habÃa colocado bajo un esclavo... tomando su voluntad de pelear. El maestro le habÃa susurrado de su soledad... de su malvado deseo de su hermano gemelo. Amni habÃa tenido conocimiento del conocimiento de la debilidad de Tadamichi y por lo tanto se habÃa convertido... el primero de los hijos de Tadamichi.
Su mirada volvió hacia el hermano al que habÃa sustituido hace tanto tiempo. Tadamichi sólo querÃa que alguien fuera testigo de su paso del tiempo... la soledad era demasiado para alguien que ansiaba atención.
Hyakuhei tenÃa que ser un demonio muy poderoso para matar a su hermano... El padre de Amni. Hizo que el rubio se tragara con fuerza ante la magnitud de la intención de matar que poseÃan los hermanos. Por un momento... Amni se preguntó qué habrÃa sido tener a Hyakuhei como su padre en vez de Tadamichi ... para ser su posesión.
Ya podÃa ver la diferencia entre los gemelos... donde uno era un asesino... el otro era mortal.
Kyoko estaba en un estado de euforia y sus labios se suavizaron ... abriéndose ligeramente con placer mientras las manos del hombre vagaban por su cuerpo, tocándose ligeramente bajo la parte posterior de su camisa. Ella no pudo suprimir el escalofrÃo que corrÃa por su espina dorsal cuando su mano le rozó la espalda. Era como un fuego lÃquido calmante que rugÃa a través de su cuerpo, haciéndola querer más de él.
Hyakuhei observó a la mestiza apartar la vista de la mujer y asintió con la cabeza por encima del hombro a los otros vampiros que habÃan entrado con él. Uno por uno, comenzaron a moverse hacia la salida del club antes de salir a esperar su cena. Hyakuhei vio las miradas hambrientas en sus ojos y supo que era más que sólo sangre que tomarÃan de la niña.
Sus labios se adelgazaron mientras trataba de mantener la calma... para esperarlo. El sonido de las gafas de grietas detrás de él le contó una historia diferente. Las manos que la tocaban pronto no sentirÃan más que dolor.
Amni tragó saliva mientras su mirada pasaba del señor vampiro, a Kyoko, a las gafas que se rompÃan una por una. No necesitaba la atención de tener una pelea de vampiros completa en el club, pero si eso era lo que se necesitaba para salvar a Kyoko... no lo detendrÃa. Los humanos sólo lo culparÃan de las drogas y la violencia de la ciudad. Ninguno serÃa el más sabio.
Kyoko sintió como si estuviera mareada, casi como un trÃo cuando el tipo la soltó. Ella lo alcanzó otra vez pensando que él se marchaba sólo para que él se inclinara ligeramente y le sostuviera la mano para que ella lo tomara.
"Ven conmigo", alto, oscuro y guapo susurró como si estuvieran solos.