Los ojos de Kyoko estaban vidriosos con una pasión desenfrenada y podÃa oler el olor de su necesidad. La mirada de Toya se suavizó en la comprensión. Ella le estaba esperando para hacerle el amor. Lo deseaba tanto como él la deseaba.
Era todo lo que podÃa hacer para no agarrarla y marcharse con ella. Pero con toda la fuerza de voluntad que habÃa dejado en él, comprendió la verdad de las palabras de Suki. Kyoko lo odiaba. Ya la habÃa besado contra su voluntad, ¿y ahora esto? Toya la apartó suavemente y se levantó; Cerrando los ojos ante la mirada rechazada que ahora le estaba dando.
Kyoko no entendÃa por qué la estaba dejando. Se estiró para agarrar su camisa, deseando que se quedara. Se sentÃa como si su mundo se rompiera si él la dejaba. "Toya, por favor, te quiero." Sus ojos se empañaron mientras intentaba hacer que él la mirara. Ella susurró con una voz confundida, "No me dejes."
Toya se habÃa congelado en su lugar, incapaz de alejarse de su mano. Trató de recordarse a sà misma que habrÃa dicho lo mismo a Hyakuhei si no hubiera roto la barrera antes de que desapareciera en ese vacÃo. Sus garras se clavaron en las palmas de sus manos y dibujaron sangre y trató de concentrarse en el dolor para ayudar a estabilizar su fuerza de voluntad.
Suki se acercó detrás de Kyoko y se aferró a ella, miró a Toya. -Quizá deberÃas irte por un rato hasta que se acabe el hechizo y ambos estarán bajo control nuevamente. Ella asintió con la cabeza hacia los árboles, esperando que escuchara por una vez.
Toya bajó la cabeza... su pelo oscuro apenas ocultando la necesidad en sus ojos de todo el mundo viendo. Dios, él querÃa reclamarla, querÃa marcarla allà y luego... pero Suki tenÃa razón, Kyoko no estaba en este momento. Ella sólo lo odiarÃa más tarde y no querÃa eso. Apretó los dientes con su contención. Si alguna vez tomaba a Kyoko por su cuenta, nunca la devolverÃa. Ella serÃa su... por la vida.
Suki jadeó ante la mirada de Toya cuando finalmente levantó la cabeza para mirar a Kyoko. Era una mirada de iluminación y apenas suprimido el hambre... la plata en sus ojos coincidÃa con los reflejos plateados que rayaban su pelo de ébano.
Ãl dio un paso adelante, sus ojos sólo para Kyoko mientras se inclinaba, besándola suavemente en los labios antes de susurrar las palabras, "Lo siento", en contra de ellos. Luego, con todo el autocontrol que sostenÃa dentro de su cuerpo, se volvió y desapareció en el bosque.
Suki suspiró mientras Kyoko empezaba a llorar. Su pequeño cuerpo temblaba mientras lloraba. Ella puso su mano en el hombro de Kyoko y miró a Shinbe sin saber qué hacer. Su propio labio inferior tembló cuando notó que la espalda de Shinbe estaba ahora vuelta hacia ellos y sus hombros estaban tensos.
Kamui también se habÃa vuelto muy tranquilo; Ya no pensaba que era gracioso. HabÃa demasiada verdad detrás de esta situación y estaba rompiendo su corazón.
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Kyou inhaló el aire que sólo hace un momento tenÃa el hedor del desove de su enemigo. El olor habÃa cambiado rápidamente a medida que volvÃa el sol y podÃa oler a la sacerdotisa. Su olor se deslizó hacia él, llevado por la brisa, pero también pudo detectar el inconfundible olor de sus lágrimas. Siguiendo el aroma agridulce, la buscó.
No querÃa que nadie la trastornara y por alguna razón, el pensamiento de su llanto hizo que su ira se manifestara. ¿Qué habÃa ocurrido para traer lágrimas a sus ojos de esmeralda? Su rostro tranquilo no mostró ninguna emoción, pero su instinto protector surgió mientras volaba en la dirección que el olor de Kyoko venÃa.
Toya no habÃa ido lejos cuando sintió que alguien se acercaba. Le dio un silbido enojado... su inquietud aumentando. El olor de Kyou se acercó cada vez más. Estaba sin prisas y tranquilo mientras pasaba por encima de él, moviéndose en la dirección de Kyoko. Con un gruñido, Toya se volvió y corrió hacia donde habÃa dejado a Kyoko y los demás.
En tan sólo unos pocos segundos fugaces, Kyou miró frÃamente al grupo desde una altura en la que no serÃa detectado. La mujer-niña estaba de rodillas llorando mientras el asesino de demonios estaba poniendo una mano en su hombro, tratando de consolarla. Shinbe y Kamui parecÃan tranquilos y sólo permanecieron observándolos desde lejos.
PodÃa sentir el olor de la persistencia de Toya expedido pero no podÃa verlo en ninguna parte. También podÃa oler el deseo de Toya aún colgando en el aire.
Seguramente, su estúpido hermano no habÃa tratado de hacerle daño a la chica. Kyou silenciosamente querÃa que Kyoko lo mirara, enviando el pensamiento a su mente mientras él la miraba en silencio, sin emoción mostrándose en el exterior. Su corazón latÃa más rápido cuando levantó una cara con lágrimas para encontrarse con su mirada.
Kyou miró con frialdad a los que estaban a su alrededor. Todos los ojos se volvieron hacia él mientras su voz descendÃa del aire. "¿Quién se ha atrevido a hacer daño a esta chica?" Su voz tranquila desmintió el peligro en el que estaban... para quien la habÃa herido pagarÃa.
CapÃtulo 4 "Sentimientos Peligrosos"
Kyoko alzó la vista y oyó la voz en su mente diciéndole suavemente que lo hiciera. Sus lágrimas reflejaban la luz como brillantes diamantes mientras veÃa a Kyou flotando por encima de ella y le dirigÃa una sonrisa de adoración.
Suki se puso tensa ante la mortÃfera pregunta de Kyou y lo miró fijamente. Ella negó con la cabeza, "No fue ninguno de los guardianes la que la hirió, fue tu tÃo Hyakuhei, él lanzo un hechizo sobre ella." Suki cuadró sus hombros, enojada con él por acusarlos de herir a Kyoko. Mató al demonio que lanzó el hechizo para que Kyoko esté bien dentro de un par de horasâ.
Se puso frente a Kyoko, tratando de bloquear a su amiga desde la vista de Kyou. Después de que Kyoko le dijo más temprano sobre Kyou besándola... Bueno, ella no querÃa que Kyoko tuviera ideas ahora mismo. Ella le permitirÃa besar a Shinbe primero si llegaba a eso, asà que ella bloqueó su vista y cruzó sus brazos sobre su pecho como si estuviera de guardia.
Kyou sonrió frÃamente a Suki pero sus ojos se estrecharon, lo que envió una advertencia al corazón de Shinbe. Se puso de pie junto a Suki, añadiendo al bloqueo de la visión de Kyoko de su poderoso hermano, pero también para apartar su atención de Suki y acercarse a él.
Kamui se quedó en silencio detrás de todos ellos y comenzó a moverse hacia adelante para unirse a ellos, pero Kaen se paró frente a él de la nada en advertencia. Miró a los espÃas del fuego antes de deslizar esa mirada hacia su hermano mayor.
Kyou estaba secretamente impresionado con el coraje que mostraban delante de él... aunque no les harÃa ningún bien. Una vez más, llamó a la sacerdotisa para que lo mirara.
Kyoko se levantó y caminó alrededor de sus dos posibles guardaespaldas para poder ver a Kyou. Suki la agarró del brazo para intentar detenerla, pero dejó caer su mano cuando Kyou dio un gruñido de advertencia.
Kyoko miró a Kyou con afecto. Para ella, él era como la criatura más angelical que habÃa visto nunca, flotando allà con su camisa de seda blanca revoloteando alrededor de él. Su cabello de platino se arremolinaba, dándole un aire de sensualidad a su inigualable belleza. Y sus ojos de oro... Dios, ella lo amaba.