Guido Pagliarino - Un Giro En El Tiempo стр 11.

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También se sabía que la cronoastronave 9 no era muy moderna, como señalaba el número bajo de serie, por lo que no resultaban inverosímiles problemas imprevistos, a pesar de los constantes trabajos de manutención.

Como suponía Faro, según los oficiales ingenieros de la 22, la nave y sus seres humanos no se habían visto afectados por el giro en el tiempo (como lo había llamado Margherita) porque la cápsula había vuelto más allá del espacio-tiempo en torno a 2A Centauri y eso les hacía suponer, también como había pensado Valerio, que el desorden temporal no lo había causado la cápsula sino otra crononave que, antes de 2133, habría modificado accidentalmente el futuro a causa de cualquier infortunio.

La comandante había entendido finalmente que si la calamidad se hubiera debido a la cronoastronave 22 en la reentrada en órbita, los más verosímil habría sido que todas sus computadoras y los seres humanos que transportaba hubieran cambiado convirtiéndose en parte del mundo nazi.

Ahora se trataba de saber cuántas y cuáles expediciones históricas, seguramente entre las que ya hubieran vuelto antes de que la cápsula 22 hubiera abandonado nuestro mundo, habían saltado al pasado durante el breve lapso de tiempo en la Tierra entre la partida y retorno de la nave de Margherita: ¿solo la del profesor Monti y sus equipos con la nave 9 o tal vez alguna más?

También era importante considerar, como había señalado Valerio después de haber reflexionado posteriormente, una posibilidad distinta de la de un solo universo transformado por accidente, la de los universos paralelos: se trataba de una conjetura seria para muchos astrofísicos, mantenida durante decenios entre las teorías más disparatadas que todavía no se habían verificado ni siquiera experimentalmente; si esa hipótesis fuera cierta, no habría sido un giro en el tiempo que habría modificado el futuro de la Tierra, sino que la cronoastronave 22 habría saltado en un momento concreto, por un error de maniobra o un problema en el aparato Cronos, a un universo paralelo bastante cercano al de la Tierra, otro cosmos en el que subsistía una Tierra alternativa nazi en lugar de nuestro mundo y, en este caso, habría sido cierto lo que había temido Margherita: la causa habría sido la propia nave.

Se había discutido.

Valerio había dicho en un determinado momento: “Supongamos una pluralidad inconmensurable de universos, teniendo cada uno en su origen una sola decisión; por ejemplo, un cosmos deriva de mi resolución de ir a cierto lugar donde me espera un accidente que me mata, mientras que si no voy sigo vivo y no aparece ese universo; bien, como historiador y como filósofo me pregunto si la multiplicidad de universos es solo hipotética y siempre hay realmente solo un único universo originado, poco a poco, por las decisiones verdaderamente tomadas y, en particular, si cada persona vive en muchos de ellos, es decir, que haya un yo para cada posible decisión propia o de otros y para cada acontecimiento influyente y por tanto existe en Tierra y Tierra alternativa y Otra Tierra y así sucesivamente. ¿Cada uno de estos hechos y decisiones crea un nuevo universo real o no? Con respecto a nosotros, en este mundo nazi, ¿existen nuestros alter egos?”

Había intervenido el antropólogo Jan Kubrich: “A ver si lo he entendido bien, Valerio: por ejemplo, en un caso le cae en la cabeza a un peatón un tiesto y lo mata, esa persona muere y punto y no hay otro universo el que no reciba el golpe y siga vivo y esta segunda posibilidad resulta ser por tanto hipotética; por el contrario, en el otro caso hay dos universos paralelos concretos, donde la maceta cae y no cae respectivamente y la persona en realidad muere en uno y sigue viva en el otro. ¿Es así?”

“Sí. Ahora os dibujo dos ejemplos gráficos, Jan.” Valerio se había acercado a la computadora más cercana y había dibujado electrónicamente un par de esquemas a su aire, luego había dicho: “Representamos con la línea continua las situaciones realmente existentes y con la línea de puntos las que solo son hipotéticas y no se producen y, simplificando al máximo, nos podemos preguntar si sería así, como en este esquema A,


o más bien así, como en el siguiente esquema B,


y usando como ejemplo mi caso personal, podemos preguntarnos si solo existe el Valerio Faro que os está hablando, siguiendo la línea continua del esquema A, es decir un yo mismo existente sobre esta Tierra alternativa nazi real y única o hay también otro sobre nuestra Tierra no nazi, por decirlo así, siguiendo el gráfico B, que haya un Valerio Faro que vive al mismo tiempo a lo largo de dos líneas continuas paralelas: un yo sobre la Tierra y otro sobre la Tierra alternativa. En el caso de que exista solo en la Tierra alternativa, es decir, si es verdadero el gráfico A, la Tierra que conocíamos ya no existe, solo puede colocarse idealmente en una de las líneas de puntos de ese mismo gráfico A, una línea solo hipotética, que se ha convertido en inexistente”.

Entonces había intervenido la comandante: “Los dos Valerio Faro, o las dos Margherita Ferraris y así cada uno de nosotros, en este momento, podríamos sin embargo no estar en dos líneas continuas como en el esquema B, sino sobre una línea continua según el gráfico A, es decir, sobre la línea que en el mismo gráfico representa la Tierra nazi; en otras palabras, tú y yo aquí en la cápsula y Valerio y Margherita número 2 allí en el mundo: ambos en la misma Tierra alternativa y por tanto podría haber un doble de cada uno de nosotros en la Tierra alternativa”.

Él había considerado. “... y yo te complico aún más las cosas: podría haberse producido un desdoblamiento de la cápsula con todos sus pasajeros, con lo que podría haber vuelto una nave 22 sobre nuestra Tierra en paralelo a la llegada a la Tierra alternativa de esta nave 22 en la que estamos ahora, más bien esta nave 22 alternativa; en tal caso, los Valerio Faro, por limitarme a mí, podrían ser, no dos, uno en la Tierra y otro en la Tierra alternativa, sino incluso tres, dos aquí y uno sobre nuestra Tierra. En cambio, si no hay universos paralelos, es decir, si se excluye del todo el esquema B y se acepta como verdad solo el A, existe la posibilidad de que yo sea el único Valerio Faro, Margherita Ferraris la única Margherita Ferraris, etcétera, quedando siempre viva la hipótesis de aquel inoportuno Valerio Faro número 2, de una Margherita Ferraris número 2 y de un alter ego para cada uno de nosotros en algún lugar de ahí abajo”.

“Es para volverse loco, Valerio”.

“Sí, Margherita, pero nos queda el hecho de que es lógico apostar por el caso que nos resulta menos desfavorable, aquel de los caminos históricos imaginarios a los lados de una única vía real, como en el esquema A, siguiendo el cual tiene sentido razonar sobre el ser y disponer acciones para cambiar las cosas; en el otro caso, no, porque todo lo posible se ha producido, existe realmente en el tiempo a lo largo de un número incalculable de caminos para innumerables encrucijadas”.

“Dejamos la idea de que tal vez en esta Tierra haya un Valerio alternativo, una Margherita alternativa y así con todo”, había dicho la comandante, “y nos concentramos en lo positivo: ¡si estamos ahora sobre la línea continua del gráfico A, donde la Tierra ha convertido por un accidente del pasado en una Tierra nazi alternativa y por tanto no hay universos paralelos, podemos hacer que las cosas vuelvan a ser como antes!”.

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