«OlvÃdalo. No soy nada supersticioso.»
«Haces mal. ¿Y si fuese un rito vudú? PodrÃas encontrarte saltando como un grillo mientras la vieja te pincha con un alfiler de sombrero en el trasero en el muñequito que hace las veces de tu persona.»
«¿Quieres parar con esas tonterÃas y me dices qué hace esa cosa?»
«Vale, vale. No te calientes. Sólo estaba bromeando, ¿no?» El tipo corpulento apoyó de nuevo el objeto alienÃgena sobre la palma de la mano izquierda y dijo «El friqui tendrá, es posible, un montón de conocimientos pero, según lo que he encontrado, te puedo asegurar que he utilizado los canales a los que, seguramente, no habrá tenido la posibilidad de acceder.»
«A veces me das miedo.»
«¿Quieres ver una cosa?»
«Bueno, depende de lo que sea.»
«En los diferentes archivos que he consultado con respecto a esta tecnologÃa alienÃgena, he descubierto que este artilugio, además de hacer saltar por los aires las astronaves, puede hacer muchas otras cosas igualmente majas.»
«¿Estás seguro que ha funcionado?» dijo el tipo que estaba conduciendo mientras se enfrentaba a una curva a toda mecha, aplastando al pasajero contra la portezuela.
«¡Eh! ¿Quieres ir más despacio? Sólo faltarÃa que nos persiguiera la policÃa y nos arrestaran de nuevo.»
«Se me ha ocurrido una idea» dijo entonces el tipo flaco. «Enciende la radio.»
«¿Te parece que sea el momento de ponernos a oir cancioncillas?»
«No, idiota, que no eres más que un idiota. Pon el noticiario.»
El tipo corpulento, si bien un poco dubitativo, decidió no hacer más preguntas y, una vez encendida la radio, comenzó a recorrer la distintas emisoras hasta que encontró una en la que estaban retrasmitiendo las noticias del mundo.
«Después de haber irrumpido en la oficina de la sede central del banco, los cuatro ladrones, con la cara cubierta, que empuñaban pistolas y fusÃles automáticos, han intimidado a los empleados con el fin de llenar las bolsas con el dinero. Toda la operación ha durado poco menos de cinco minutos. Cuando la policÃa llegó los ladrones ya se habÃan marchado sin dejar rastro. Se han establecido puestos de control policial en todas las vÃas de acceso a la ciudad.»
«¿Qué nos importa esto?» preguntó el gordito cada vez más alucinado.
«Paciencia, amigo mÃo, paciencia.»
«Ahora volvemos con los titulares. Parece ser que hay novedades interesantes. Conectamos con nuestro enviado especial en Washington, Fred Salomon.»
«Gracias Lisa. Me encuentro en la sala de conferencias de la Casa Blanca donde el presidente acaba de llegar y está a punto de emitir un comunicado oficial. Escuchémoslo en directo.»
Pasaron algunos segundos de silencio, a continuación la inconfundible voz del Presidente de los Estados Unidos de América fue difundida por los potentes altavoces del Corvette.
«Señoras y señores, para empezar gracias a todos por haber venido. Por desgracia las noticias que me han llegado hasta ahora no son para nada reconfortantes. Parece ser que el insólito resplandor, detectado hace casi una hora en la luna, haya sido causado, efectivamente, por una inmensa explosión y que en ella ha estado involucrada la astronave de nuestros amigos alienÃgenas. TodavÃa no sabemos si han conseguido ponerse a salvo. Daremos otro comunicado en el momento en que tengamos más novedades con respecto a lo ocurrido. Gracias.»
«¡Por todos los demonios!» exclamó el gordito atónito «Asà que la hemos hecho saltar por los aires de verdad.»
«¿No estás contento? Cuando estábamos con el friqui parecÃa que era lo que más deseabas del mundo.»
«Bueno, sÃ.... vale. Sin embargo, en el fondo, me da un poco de pena.»
«IncreÃble. No habrÃa pensado jamás que debajo de toda esa carne hubiese un corazoncito.»
«Déjate de decir tonterÃas» dijo el gordo con aire arrepentido. «Dále al acelerador y volvamos a la base.»
Planeta Kerion â El trágico descubrimiento
«El contenedor (|) acaba de salir del tunel de intercomunicación» anunció el diminuto keriano responsable de la coordinación de las maniobras. «Dentro de 0,1 cens llegará al punto de atraque.»
«Quiero que lo traigan aquà de inmediato para verificar el contenido y para el análisis de los datos memorizados» ordenó el Supervisor RTY a su subordinado.
El extraño objeto ovoide, proveniente de casi sesenta y cinco años luz de distancia, fue interceptado por una especie de campo de contención que lo desenganchó de la órbita del planeta y lo transportó rápidamente en dirección a una abertura de la gigantesca estructura, completamente metálica, que se extendÃa por casi doscientos kilómetros cuadrados a lo largo del ecuador de Kerion.
«Contenedor (|) casi en posición» dijo el coordinador.
«Dáte prisa para traerlo aquû exclamó RTY. «Debemos descubrir, como sea, qué ha sucedido en λ
En cuanto el recipiente alcanzó el punto de atraque fue enseguida custodiado por dos keriani con una figura realmente insólita. Uno era muy parecido a una especie de remolque sin ruedas, mientras que el otro se parecÃa más a un enorme cangrejo con seis pinzas. El cangrejo aferró con delicadeza el contenedor y lo depositó en el interior del keriano/remolque que, después de recibir el mensaje de que habÃa tenido lugar el enganche, sin emitir ni un sonido, partió a una velocidad increÃble en dirección a los laboratorios.
«El contenedor (|) ha llegado» exclamó el coordinador. «Equipo de verificación, efectuad un análisis competo del contenido.»
Cuatro keriani, incluso éstos con unas formas muy extrambóticas, se precipìtaron sobre el objeto y, después de haberlo sumergido en un pequeño embalse que contenÃa una solución a base de amonÃaco, comenzaron con el escaneo de su interior. HabÃan pasado pocos minutos cuando el keriano más pequeño de los cuatro comunicó. «Novecientos noventa almas presentes, todas en perfectas condiciones. Estoy enviando al sistema central la grabación de los acontecimientos memorizados desde la cápsula.»
«La quiero en la pantalla» ordenó perentoriamente RTY.
Las imágenes mostraron la superficie de la luna alejándose rápidamente mientras un objeto enorme perfectamente esférico se acercaba a la zona del laboratorio subterráneo Î. Pasados unos segundos, un resplandor cegador saturó con su luz la grabación e, inmediatamente después, ya no habÃa nada. Toda el área parecÃa haber sido golpeada por un gigantesco martillo. Las imágenes mostraban sólo una zona enorme y plana del suelo lunar, increiblemente lisa y pulida. La grabación continuó todavÃa por unos momentos mostrando el satélite cada vez más lejos; luego, se interrumpió.
«El laboratorio» exclamó RTY horrorizado. «Ha sido destruido por completo.»
«No hay nada más» comentó con amargura el coordinador. «La grabación ha terminado.»
«Es un ataque descarado y deliberado a nuestro puesto de avanzadilla. SabÃa que no debÃamos fiarnos de aquella especie de alienÃgenas.»