Suki resopló y cruzó los brazos frente a su pecho, dándole al recién llegado una mirada de furia. "Genial, contigo bastará para ahuyentarla".
Shinbe le sonrió a Suki, luego miró a Kyoko para presentarlos, "Ãste es Toya. Toya conoce a Kyoko. Hoy en su primer dÃa aquÃ".
Toya volteó a mirar a Kyoko, y por alguna razón la forma en que la estaba mirando, como de arriba a abajo la molestó. Kyoko entrecerró los ojos al mirarlo, su primera impresión de él salió disparada al cielo.
"Asà que, ¿tú eres la sacerdotisa?" Toya resopló y giró su cabeza como ignorándola mientras se sentaba.
Los ojos de Kyoko se redondearon al mirarlo y luego ella jadeó. Nadie aquà sabÃa que ella era una sacerdotisa. De hecho, solamente sus familiares más cercanos lo sabÃan.
"¿Cómo diablos sabes eso?", le gritó enfurecida de repente.
Toya se estremeció sintiendo como su sangre subÃa. "Maldición, no grites como una loca. Puedo oÃrte bien" refunfuñó a ella.
Suki y Shinbe se estremecieron y hasta se retrajeron en sus sillas mientras Kyoko y Toya se lanzaban dagas el uno al otro.
Los sentidos de Toya comenzaron a percibir una onda de poder, que venÃa con la rabia de Kyoko y se puso tenso, al pensar que tal vez ella sà tenÃa un poco de poder en ese pequeño y lindo cuerpo, aunque él estarÃa condenado si le decÃa algo.
Silenciosamente, él evaluó su apariencia. Su cabello castaño brillaba en la luz alrededor de un hermoso rostro en forma de corazón. Ella tenÃa ojos verdes vibrantes que lo estaban miraban con furia, los cuales calentaron su sangre levemente. A él le gustaba una mujer con agallas y ella obviamente tenÃa muchas, pero por alguna razón lo puso al borde. Lo que a él no le gustaba era la forma como lo miraba. Ãl arreglarÃa eso muy rápido.
La miró con más fuerza, tratando de intimidarla. "¡Tú obtuviste una beca, verdad... y ÃL dijo ¡Tú eres una sacerdotisa!" Toya vociferó en su cara, acercándose con cada palabra hasta que estaban casi nariz con nariz. Ãl dobló sus brazos dentro de sus mangas sueltas y él se molestó con ella. "Apuesto a que ni siquiera sabes qué es un demonio", refunfuñó, de repente se dio cuenta que ella se ponÃa más bonita cada segundo y eso lo molestó.
Kyoko se estremeció, y su temperamento se elevó. Ella sabÃa qué eran los demonios. Ella los habÃa estudiado toda su vida y si su familia tenÃa razón, ella habÃa hasta conocido algunos; pero ella no lo podÃa recordar. Aún asÃ, a ella no le gustaba la actitud altiva y poderosa de Toya, entonces ella solo alzó una ceja como si en silencio le preguntara si querÃa apostar por eso.
ParecÃa que Suki quisiera defender a Kyoko, "Toya, ¿No puedes ser civilizado por un maldito minuto? Ella solo ha estado aquà por un par de horas, y antes de que la ahuyentes me gustarÃa convencerla de que se quede". Ella se veÃa un poco triste de pensar en perder a Kyoko tan rápido.
Toya levantó una ceja en señal de molestia, mirando a Suki, "Bueno, ni siquiera respondió mi pregunta. ¿Crees que ella pueda manejarlo?" mirando de nuevo a Kyoko.
"Yo puedo manejar lo que sea que pienses arrojarme, imbécil", Kyoko lo hizo saber, sus palabras comenzaron a helarse.
Suki y Shinbe se miraron el uno al otro. Ellos nunca habÃan escuchado a nadie hablarle asà a Toya con excepción de ellos mismos, del dueño de la universidad y tal vez a Kotaro. Ambos sonrieron, sabiendo que ahora sà definitivamente les agradarÃa esa chica llamada Kyoko.
Un mesero se presentó en la mesa con una bandeja de comida, y Kyoko cambió su atención de Toya a él. Ãl chico se quedó mirando a Kyoko por un tiempo un poco largo y sus sentidos empezaron a resonar diciéndole que algo pasaba. Ella alzó la mirada hacia unos ojos oscuros que no parecÃan encajar con el rostro juvenil del muchacho.
Algo en él atrajo a Kyoko, aunque ella no sabÃa si le agradaba ese sentimiento. Ãl le parecÃa agradable pero habÃa algo que la incomodó un poco. Ella parpadeó tratando de deshacerse del hechizo que el joven trató de imponer sin ni siquiera intentarlo. Ese estado de ánimo se interrumpió cuando escuchó un refunfuño proveniente de su lado.
Toya sintió un frÃo recorriendo por toda su piel y le refunfuñó al sujeto, que parecÃa sacarlo de sus casillas. A medida que los ojos del muchacho se concentraban en los de Toya, parecÃan cambiar de un negro azabache a un azul plateado mientras se volteaba para irse de la mesa.
Kyoko miró confundida a Suki, pero Suki solo se encogió de hombros, tomando un bocado de su comida. A su lado, Shinbe tosió en su mano, tratando de esconder su extraño sentido del humor mientras miraba al hombre cruzar rápidamente la habitación. Kyoko percibÃa algunas vibras extrañas de este hombre, Toya y no iba a descansar hasta que averiguara cuál era su problema. Ella se reclinó en su silla y lo evaluó por un momento.
Su largo cabello era del más extraño color de medianoche con gruesos reflejos plateados que lo recorrÃan ampliamente, y sus ojos eran hermosos. Ãl era hermoso. "Nota mental para ti misma, golpéate más tarde por pensar eso". Sus ojos ardÃan en polvo dorado, sin duda alguna. Ãl serÃa lindo si no fuera por la forma como la miraba.
Suki suspiró. Ella necesitaba hablar con Kyoko acerca de hacer enojar a Toya. Ãl tenÃa su lÃmite y no era bueno cruzarlo. No era justo que Kyoko no tuviera idea que ella estaba haciendo enojar a un guardián.
"He descubierto que si juegas con fuego a menudo, te quemas", Shinbe se percató del silencio en la mesa y fue recompensado con tensas miradas de todos antes de que decidieran ignorarlo.
Toya le robó otra mirada a Kyoko. Entonces, ¿Ella es quien se suponÃa que él deberÃa estar cuidando? Kyou tenÃa que estar bromeando. Kyou le habÃa hablado de que ella vendrÃa esta mañana, con una leve advertencia que debÃa cuidarla y asegurarse de que estuviera a salvo siempre.
Ãl entrecerró los ojos preguntándose ahora acerca del muchacho que hace un momento se habÃa acercado a su mesa. La forma en que habÃa mirado a Kyoko lo habÃa molestado. ¿Estaba la sacerdotisa realmente en peligro? ¿Por qué Kyou tomarÃa tanto interés en mantener a salvo a una simple humana? Kyou nunca trató a nadie con respecto, entonces ¿Qué hacÃa de este intento de mujer algo diferente?
A veces Toya odiaba el hecho de que Kyou era su guardián designado, pero él tenÃa que admitir que estaba en deuda con él por aceptarlo. Ãl también sabÃa que cuando Kyou hacÃa algo, siempre habÃa una buena razón para ello y eso solo lo hizo preguntarse acerca de la chica llamada Kyoko.
Shinbe, quien notó que la tensión en la mesa se podÃa cortar con un cuchillo, miró a Suki con los más grandes ojos de cachorro. Sabiendo que podÃa hacer a Kyoko sonreÃr de nuevo con sus travesuras, empezó a lucirse.
"Entonces, Suki, ¿Sà vas a ir conmigo al club esta noche? Es Sábado por la noche, y odiarÃa perder la oportunidad de bailar contigo por bailar con una docena de extrañas". Shinbe se mostró poco aturdido al imaginarse bailando con una multitud de mujeres solo para demostrar su punto.
Suki le dio una mirada preguntándose si debÃa quitarle esa mirada estúpida de su cara con una cachetada, luego volteó hacia Kyoko. "Kyoko, necesito una chaperona", sonrió "Tú irás conmigo ¿verdad? Es muy peligroso ir sola con él", mientras miraba a Kyoko como si le suplicase.