Уильям Шекспир - Dramas стр 3.

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Véte nombrándolos, yo los juzgaré. Por mi juicio podrás conocer el cariño que les tengo.

NERISSA

Primero, el príncipe napolitano.

PÓRCIA

No hace más que hablar de su caballo, y cifra todo su orgullo en saber herrarlo por su mano. ¿Quién sabe si su madre se encapricharia de algun herrador?

NERISSA

Luego viene el conde Palatino.

PÓRCIA

Que está siempre frunciendo el ceño, como quien dice: «Si no me quieres, busca otro mejor.» No hay chiste que baste á distraerle. Mucho me temo que quien tan femenilmente triste se muestra en su juventud, llegue á la vejez convertido en filósofo melancólico. Mejor me casaría con una calavera que con ninguno de esos. ¡Dios me libre!

NERISSA

¿Y el caballero francés, Le Bon?

PÓRCIA

Será hombre, pero sólo porque es criatura de Dios. Malo es burlarse del prójimo, pero de éste Su caballo es mejor que el del napolitano, y su ceño todavía más arrugado que el del Palatino. Junta los defectos de uno y otro, y á todo esto añade un cuerpo que no es de hombre. Salta en oyendo cantar un mirlo, y se pelea hasta con su sombra. Casarse con él, seria casarse con veinte maridos. Le perdonaria si me aborreciese, pero nunca podria yo amarle.

NERISSA

¿Y Falconbridge, el jóven baron inglés?

PÓRCIA

Nunca hablo con él, porque no nos entendemos. Ignora el latin, el francés y el italiano. Yo, puedes jurar que no sé una palabra de inglés. No tiene mala figura, pero ¿quién ha de hablar con una estatua? ¡Y qué traje más extravagante el suyo! Ropilla de Italia, calzas de Francia, gorra de Alemania, y modales de todos lados.

NERISSA

¿Y su vecino, el lord escocés?

PÓRCIA

Buen vecino. Tomó una bofetada del inglés, y juró devolvérsela. El francés dió fianza con otro bofeton.

NERISSA

¿Y el jóven aleman, sobrino del duque de Sajonia?

PÓRCIA

Mal cuando está en ayunas, y peor despues de la borrachera. Antes parece menos que hombre, y despues más que bestia. Lo que es con ése, no cuento.

NERISSA

Si él fuera quien acertase el secreto de la caja, tendrias que casarte con él, por cumplir la voluntad de tu padre.

PÓRCIA

Lo evitarás, metiendo en la otra caja una copa de vino del Rhin: no dudes que, andando el demonio en ello, la preferirá. Cualquier cosa, Nerissa, antes que casarme con esa esponja.

NERISSA

Señora, paréceme que no tienes que temer á ninguno de esos encantadores. Todos ellos me han dicho que se vuelven á sus casas, y no piensan importunarte más con sus galanterías, si no hay otro medio de conquistar tu mano que el de la cajita dispuesta por tu padre.

PÓRCIA

Aunque viviera yo más años que la Sibila, me moriria tan vírgen como Diana, antes que faltar al testamento de mi padre. En cuanto á esos amantes, me alegro de su buena resolucion, porque no hay entre ellos uno solo cuya presencia me sea agradable. Dios les depare buen viaje.

NERISSA

¿Te acuerdas, señora, de un veneciano docto en letras y armas que, viviendo tu padre, vino aquí con el marqués de Montferrato?

PÓRCIA

Sí. Pienso que se llamaba Basanio.

NERISSA

Es verdad. Y de cuantos hombres he visto, no recuerdo ninguno tan digno del amor de una dama como Basanio.

PÓRCIA

Mucho me acuerdo de él, y de que merecia bien tus elogios.

(Sale un criado.)

¿Qué hay de nuevo?

EL CRIADO

Los cuatro pretendientes vienen á despedirse de vos, señora, y un correo anuncia la llegada del príncipe de Marruecos que viene esta noche.

PÓRCIA

¡Ojalá pudiera dar la bienvenida al nuevo, con el mismo gusto con que despido á los otros! Pero si tiene el gesto de un demonio, aunque tenga el carácter de un ángel, más quisiera confesarme que casar con él. Ven conmigo, Nerissa. Y tú, delante (al criado). Apenas hemos cerrado la puerta á un amante, cuando otro llama.

ESCENA III

Plaza en VeneciaBASANIO y SYLOCKSYLOCK

Tres mil ducados. Está bien.

BASANIO

Si, por tres meses.

SYLOCK

Bien, por tres meses.

BASANIO

Fiador Antonio.

SYLOCK

Antonio fiador. Está bien.

BASANIO

¿Podeis darme esa suma? Necesito pronto contestacion.

SYLOCK

Tres mil ducados por tres meses: fiador Antonio.

BASANIO

¿Y qué decis á eso?

SYLOCK

Antonio es hombre honrado.

BASANIO

¿Y qué motivos tienes para dudarlo?

SYLOCK

No, no: motivo ninguno: quiero decir que es buen pagador, pero tiene muy en peligro su caudal. Un barco para Trípoli, otro para las Indias. Ahora me acaban de decir en el puente de Rialto, que prepara un navío para Méjico y otro para Inglaterra. Así tiene sus negocios y capital esparcidos por el mundo. Pero, al fin, los barcos son tablas y los marineros hombres. Hay ratas de tierra y ratas de mar, ladrones y corsarios, y ademas vientos, olas y bajíos. Pero repito que es buen pagador. Tres mil ducados creo que aceptaré la fianza.

BASANIO

Puedes aceptarla con toda seguridad.

SYLOCK

¿Por qué? Lo pensaré bien. ¿Podré hablar con él mismo?

BASANIO

Vente á comer con nosotros.

SYLOCK

No, para no llenarme de tocino. Nunca comeré en casa donde vuestro profeta, el Nazareno, haya introducido sus diabólicos sortilegios. Compraré vuestros géneros: me pasearé con vosotros; pero comer, beber y orar ni por pienso. ¿Qué se dice en Rialto? ¿Quién es éste?

(Sale Antonio.)

BASANIO

El señor Antonio.

SYLOCK

(Aparte.) Tiene aire de publicano. Le aborrezco porque es cristiano, y ademas por el necio alarde que hace de prestar dinero sin interes, con lo cual está arruinando la usura en Venecia. Si alguna vez cae en mis manos, yo saciaré en él todos mis odios. Sé que es grande enemigo de nuestra santa nacion, y en las reuniones de los mercaderes me llena de insultos, llamando vil usura á mis honrados tratos. ¡Por vida de mi tribu, que no le he de perdonar!

BASANIO

¿Oyes, Sylock?

SYLOCK

Pensaba en el dinero que me queda, y ahora caigo en que no puedo reunir de pronto los tres mil ducados. Pero ¿qué importa? Ya me los prestará Túbal, un judío muy rico de mi tribu. ¿Y por cuántos meses quieres ese dinero? Dios te guarde, Antonio. Hablando de tí estábamos.

ANTONIO

Aunque no soy usurero, y ni presto ni pido prestado, esta vez quebranto mi propósito, por servir á un amigo. Basanio, ¿has dicho á Sylock lo que necesitas?

SYLOCK

Lo sé: tres mil ducados.

ANTONIO

Por tres meses.

SYLOCK

Ya no me acordaba. Es verdad Por tres meses Pero antes decias que no prestabas á usura ni pedias prestado.

ANTONIO

Sí que lo dije.

SYLOCK

Cuando Jacob apacentaba los rebaños de Laban Ya sabes que Jacob, gracias á la astucia de su madre, fué el tercer poseedor despues de Abraham Sí, el tercero.

ANTONIO

¿Y Jacob prestaba dinero á usura?

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