Федерико Моччиа - Tres Metros Sobre El Cielo стр 12.

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Disculpe, no lo sabia.

Bien, ahora lo sabes. Step le sonríe. La secretaria se mira el brazo agarrado por Step.

Puedo irme ahora?

Paolo, que gracias a los nuevos lentes no se había dado cuenta de nada, le da el permiso. Claro, gracias, puede irse señorita.

Quedando solos, Pollo y Step se sientan en dos poltronas giratorias de piel enfrente al escritorio de Paolo. Step se agarra duro. Después da un empujón con el pie.

Elijes bien tus secretarias. Step da un giro completo y vuelve de frente con el hermano. Di la verdad, te la agarraste no? O lo hiciste o has estado tentado a hacerlo y ella no. En este caso, deberías despedirla, que importa.

Paolo lo mira molesto. Step, es posible que te deba repetir siempre lo mismo? Cuando vienes acá podrías decir menos groserías, hacer menos alboroto? Aquí yo trabajo. Todos me conocen.

Porque, que hice? He hecho algo Pollo? Dile tu que yo no he hecho nada.

Pollo mira a Pollo tratando de hacer la cara mas convincente que pudiera. Es cierto, no ha hecho nada.

Paolo suspira.

Es inútil hablar con ustedes dos, es fatiga gastada. Como anoche. Te he pedido miles de veces que cuando regreses tarde vayas lento, y tu nada. Siempre haces un gran alboroto.

No Pa, disculpa. Ayer regrese y tenia hambre. Que hacia, no comía? Me prepare un bistec nada mas.

Paolo le da una sonrisa irónica a su hermano.

No es que no quiera que no comas. El problema es como lo haces, como haces todo siempre haciendo ruido, batiendo las puertas, el refrigerador, despreocupado del hecho que soy yo el que duerme, que me debo parar temprano! Y a ti que te importa? Te paras cuando te parece saliendo del tema, se que hoy vas a comer con papa.

Step se sienta mejor.

Si, porque? Han hablado de mi?

No, me lo dijo hoy. Me llamo antes. Imaginate de que hablaríamos de ti, yo no se nada de ti ahora. Paolo mira mejor a su hermano. Solo se que te vistes siempre mal, con esas chaquetas oscuras, los jeans, los zapatos deportivos. Pareces el propio gangster.

Pero yo soy un gangster.

Step, deja tus idioteces. Ahora porque viniste acá? En serio hay algún problema?

Step mira a Pollo, después al hermano.

Ningun problema, pero me debes dar trescientos euros.

Trescientos euros? Pero que, estas loco? Y que, yo el dinero lo consigo así rápido?

Esta bien, entonces doscientos.

Ni hablar, no te doy nada.

Ah si? Step se inclina hacia su escritorio. Paolo asustado se echa para atrás. Step le sonríe. Hey hermano, calma, nunca te haría nada, lo sabes. Después descuelga el intercomunicador conectado con la secretaria. Señorita, puede venir un momento?

La secretaria no le hace caso a la diferencia de voces.

Voy rápido.

Step se sienta cómodo en el sofá, después sonríe a Paolo.

Entonces querido hermanito, si no me das rápido los doscientos euros, cuando llegue tu secretaria yo le quitare la ropa interior.

Que? Paolo no tiene tiempo de decir algo mas. La puerta se abre. La secretaria entra.

Si, doctor?

Paolo trata de salvarse. Nada señorita, puede irse. Step se alza.

No, señorita, disculpe, espere un momento. Step va cerca de la secretaria. La chica se queda mirando a todos los tres en silencio sin entender bien que hacer. Esa situación es un poco diferente a esas labores que debe siempre realizar. La secretaria mira interrogativa a Step.

Que sucede? Step la mira sonriente.

Quisiera saber cuanto cuestan la ropa intima que lleva puesta

La secretaria lo mira apenada. Pero la verdad

Paolo se levanta.

Step ahora basta! Señorita se puede ir Step la aguanta con un brazo.

Espere solo un segundo, disculpe. Paolo? Dale a Pollo eso que debes y después la señorita se podrá ir! Paolo agarra la billetera del bolsillo interno de la chaqueta, saca algunos billetes de cincuenta euros y se los pone con rabia en la mano a Pollo. El los cuenta, le hace una señal a Step que todo esta bien. Step deja ir la secretaria sonriéndole Gracias señorita, es lo máximo de la eficiencia. Sin usted no hubiéramos sabido que hacer.

La secretaria se aleja molesta. No es completamente estupida, y sobretodo no la divierte para nada ir diciendo cuando cuesta su lencería intima. Paolo se levanta de la silla y le da la vuelta al escritorio.

Bueno, ya tienen el dinero. Ahora fuera de aquí que me molestaron. Hace por empujarlos pero después lo piensa. Es mejor golpearlos verbalmente. Step, continua así, terminaras en problemas como siempre.

Step mira al hermano. Bromeas? Que problemas? Yo no estoy nunca en problemas. Yo y los problemas somos dos cosas que nunca nos hemos encontrado. El dinero se lo debo prestar a un amigo mío, uno que tiene un pequeño problema, todo aquí. Pollo le sonríe con gratitud al amigo. Y después Paolo, que imagen tendrá Pollo? Son solo doscientos euros. Pareciera que te hubiera pedido no se que. Estas haciéndolo una historia infinita.

Paolo se sienta en el bordo del escritorio.

No se como, pero contigo termino siempre yo en la ruina

No digas así, quizás es por estar en esta oficina, a tratar todo ese dinero, te viene una especie de enfermedad y no logras dar, prestar cosas.

Entonces se trata de un préstamo?

Cierto, yo siempre te he restituido todo, no? Paolo hace una cara poco convencida. Las cosas nunca son así. Step hace como si no se acordara. Entonces que te preocupa? Te restituiré siempre todo. Aparte, deberías salir un poco, divertirte. Estas tan pálido porque no vienes a dar un giro en moto conmigo?

Paolo en un exceso de simpatía se quita los lentes.

Que? Estas bromeando? Nunca. Eso es la muerte. A propósito de la muerte visto que ha estado bien cerca. Anoche fui al Tartarughino y sabes a quien me encontré?

Step escucha distraído. En el Tartarughino nunca podría ir alguno que le interese. Sin embargo, decide de hacer feliz al hermano. En el fondo le ha dado doscientos euros.

No, quien estaba?

Giovanni Ambrosini.

Step tiene una especie de sobresalto. Un golpe en el corazón. Rápido la rabia se apodera de el, pero la esconde perfectamente.

Ah si?

Paolo continua con su cuento.

Estaba con una bella mujer, una mas grande que el. Cuando me vio se preocupo. Parecía aterrorizado. Según yo, tenia miedo que estuvieras tu. Después, cuando vio que no estabas, se tranquilizo. Me ha sonreído y todo. Si así puedes definir a cierta mueca. La mandíbula nunca regreso a su lugar. Y eso lo sabes mejor que yo. Pero se puede saber porque lo has masacrado de ese modo, nunca me lo has dicho

Es cierto, piensa Step. El no lo sabe. Nunca lo ha sabido. Step agarra a Pollo bajo el brazo y va a la salida. En la puerta se da la vuelta. Mira al hermano. Esta sentado en su escritorio. Con esos lentes redondos, los cabellos con un corte costoso perfectamente peinados, vestido de manera impecable con la camisa planchada justo como el mismo le enseño a Maria. No, nunca lo ha sabido. Step le sonríe.

Quieres saber porque le hice eso a Ambrosini?

Paolo asiente.

Si, quisiera.

Porque siempre me decía que me vistiera mejor.

Salen justo como entraron. Arrogantes y divertidos. Con ese caminar seguro, un poco de duros. Pasan al lado de la secretaria. Step le dice algo. Ella se queda mirándolo. Después se meten en el ascensor. Llegan a planta baja. Step saluda el portero.

Hola Martinelli. Ofrécenos dos cigarrillos, anda.

Martinelli tira fuera del bolsillo de la chaqueta un paquete suave de cigarrillos baratos. Hace un control con la mano alzando algunos cigarros. Pollo y Step saquean el paquete. Agarran mas de lo debido. Después, sin esperar que el portero las encienta, se alejan. Martinelli mira a Step. Es muy diferente que el hermano. El doctor siempre dice gracias por cualquier cosa.

En ese momento el intercomunicador vecino suena. Martinelli mira el la pantalla. Es de la oficina del hermano de Step. Martinelli descuelga el auricular.

Alo doctor Manzini, que desea?

Puede subir un momento donde estoy, por favor?

Claro, llego pronto.

Gracias.

Martinelli agarra el ascensor y sube al cuarto piso. Paolo esta allí esperándolo en la puerta de la oficina.

Entre Martinelli. Paolo lo hace acomodarse, después cierra la puerta. El portero se mantiene allí enfrente a el, de pie, ligeramente en desacato. Paolo se sienta. Martinelli, pongase cómodo. Martinelli ocupa puesto en el sofá enfrente de Paolo, sentándose con respeto, casi en la punta, preocupado de ocupar mucho espacio. Paolo cruza las manos. Le sonríe. Martinelli se lo devuelve, pero sigue extrañado. Quiere saber el porque del encuentro. Ha hecho algo mal? Se ha equivocado? Paolo suspira. Parece decidido a revelarle el misterio. Escuche Martinelli, usted me debe hacer un favor. Martinelli sonríe mas relajado, se tranquiliza y ocupa mas puesto en la silla.

Me dice doctor, hago todo lo que desee si se puede.

Paolo se apoya en el espaldar.

No deje entrar mas a mi hermano.

Martinelli abre los ojos grande.

Que doctor? De verdad no lo dejo pasar? Y que le digo? Si ese se molesta se necesitaría a Tyson en la puerta. Paolo mira mejor aquel señor tranquilo, con sus grises vestidos combinados con el color de los cabellos y de toda su existencia. Imagina Martinelli paralizando a Step en el portón: Me disculpa, he tenido las ordenes. Usted no puede entrar. La discusión. Step que se altera. Martinelli que alza la voz. Step que se rebela. Martinelli que lo empuja. Step que lo agarra por la chaqueta, lo bate contra el muro y después seguramente el resto, como un guión

Tienes razón, Martinelli. Fue una mala idea. Déjalo así, me ocupare yo. Hablare en casa Martinelli se alza.

Cualquier otra cosa doctor, la hago seguro. Pero esta

No, no, tiene razón. Me que equivocado yo a pedírselo. Gracias, de todas formas. Martinelli sale de la oficina, agarra el ascensor y regresa a planta baja. Se las vio feas. Y quien para a ese energúmeno? Saca el paquete afuera. Decide de festejar con un cigarrillo el peligro del que se salvo. Menos mal que el doctor es un tipo comprensivo. No como su hermano. Step le ha robado medio paquete y siquiera ha dicho gracias. Ni una vez.

Y después dicen que ser portero es un trabajo tranquilo. Martinelli suspira, después se enciende una MS.

En el cuarto piso Paolo mira afuera de la ventana. Siente un extraña sensación de satisfacción. Le salvo la vida a Martinelli. Regresa a sentarse. Bueno, sin exagerar. Le ha ahorrado un saco de problemas. Entra la secretaria con algunos fascículos.

Tenga, estos son los que me pidió

Gracias Señorita.

La secretaria lo mira un momento.

Es un tipo extraño su hermano. No se asemejan mucho ustedes dos.

Paolo se quita los lentes, en el tentativo en vano de ser mas fascinante.

Es un cumplido?

La secretaria miente.

En cierto sentido si. Espero que usted no vaya preguntándole a las muchachas cuanto cuestan sus cosas intimas

Paolo sonríe avergonzado.

Oh no, claro que no.

Sin los lentes ve poco, pero aun así, sus ojos terminan inevitablemente en la camiseta transparente. La secretaria se da cuenta pero no hace nada.

Ah, su hermano me dijo que le dijera que usted es muy bueno conmigo, que no debió haber pagado y dejarlo hacer lo que dijo. La secretaria se vuelve extrañamente insistente. Si puedo preguntar que cosa doctor?

Paolo mira la secretaria. Su bello cuerpo. Esa falda perfecta e impecable que cubre sus piernas fuertes. Quizás si hermano tenía la razón. Imagina a la secretaria medio desnuda con Step que le quita las panties. Se excita.

Nada señorita, era solo un chiste.

La secretaria se va ligeramente decepcionada. Paolo hace tiempo de colocarse los lentes y poner los ojos en el posterior que se aleja mas o menos profesionalmente.

Diablos! Debí dejar que lo hiciera. Si Step no le hubiera restituido ese dinero, seria estado el peor negocio de los ultimos años. No, no el peor. Aquel lo ha hecho el señor Forte. Ha confiado sus graves problemas fiscales a un agente de finanzas que tiene aun por resolver los problemas familiares. No se puede pasar una mañana discutiendo con el hermano y al final pagarle para que no le quite la ropa interior a la secretaria.

Con un sentimiento de culpa, Paolo regresa a la cuenta del señor Forte.

En una pequeña calle estrecha, dentro de un simple garaje, esta Sergio, el mecánico. Viste una braga azul marino con un rectángulo blanco, verde y rojo de la Castrol en la espalda. No se entiende si fue patrocinado por las carreras que hizo años antes o por todo el aceite que le cambia a las motos. El hecho es que cada vez que le lleven una moto, por cualquier problema que tenga, el, después de haberla probado, siempre termina de la misma manera: Hay que hacerle cualquier trabajito y después un buen cambio completo del aceite. Mariolino, su asistente, es un chico de aires despistados. Para el, Sergio es un genio, un ídolo. Un dios de las motos. Cuando trabajan, Mariolino siempre pone el CD de Battisti. Yo, tu, nosotros, todos. Cuando en esa canción llega el pedazo que dice aquel gran genio de mi amigo, el siempre sabe que hacer, el sabría como ajustar todo a Mariolino le sale una grande sonrisa. Caramba, si esa canción habla justo de ti. Sergio continua a trabajar, después se lleva una mano a los cabellos, volviéndolos mas grasosos.

Cierto, nunca podría hablar de ti. Tu con una herramienta en mano haces solo daños mas que milagros.

Un viejo Free azul oscuro empujado por un joven tímido con lentes se para en el garaje. Se acercan los dos. El Free tiene la rueda posterior espichada. El joven se quita los lentes y se lava la cara sudada. Sergio agarra la moto. Decidido y seguro quita el cobertor. Parece un cirujano si no fuera porque no usa guantes y tiene las manos sucias de aceite. Igual, un buen cirujano nunca elegiría a un ayudante como Mariolino. El muchacho esta enfrente. Mira preocupado ese lento mecánico tocando su Free. Como el familiar de un paciente, preocupado no de cuanto sea grave la enfermedad, sino mas materialmente, de cuanto podría costarle toda la operación.

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