Pero no habia manera de huir, y me dedique a buscar la carpeta en la que, recuerdo, guarde el manuscrito hacia mas de dos semanas. La carpeta no estaba encima del escritorio, y en ese momento me acorde de que me dispuse a ir a la Bannaia cuando estaba en la redaccion de
El negro taciturno saco de la oficina el butacon con aquella ruina humana. Cuando salio, el jefe cerro bien la puerta...
?Que negro era aquel? ?Y esa ruina humana? No me acordaba de nada.
?Si, si, me acuerdo! Era un panfleto politico mio... No... no me acuerdo de nada.
Pues si.
Ah, era cuando yo estaba traduciendo a Kipling,
Mil novecientos cincuenta y tres. Kamchatka. Estoy sentado en el puesto de mando, traduciendo a Kipling, ya que cuando no hay un enemigo visible, el traductor no tiene nada que hacer.
Huevos de Conejo:
«Rabbit's Balls».
Y aqui esta
En aquellos tiempos, mis concepciones literarias eran las de un moralista grandioso, y no solo de un moralista, sino del inspirado aeda del reglamento militar. Y mas adelante, camaradas soldados, lo fundamental en este caso que
?Que extrano resulta leer esto hoy! Es como si se lo contaran a uno con ternura, como a un bebe de tres anitos que no ha podido aguantarse y se lo ha hecho encima, delante de todos los invitados. Pero entonces yo no tenia tres anitos, sino veintiocho. ?Cuanto anoraba ver mi nombre impreso, sentirme escritor, jactarme ante todos de ser el preferido de las musas y de Apolo! Y que desilusion cuando en la revista
Ocurrio durante la guardia
No, no les dare mi
Ocurrio durante la guardia
Aparte las «Creaciones de los anos de juventud» y tome otra carpeta, de aspecto totalmente moderno, bien atada con cintas rojas perfectamente conservadas. Habia una etiqueta blanca en la cubierta, que decia: