Incluso las combinaciones entre diferentes idiomas le divertían. Aquí está uno de muchos ejemplos: ... apud le contessine de Lodron. A las diez y media estaba en el templo... habemus joués con cartas del tarot. En esta frase mezcla varias veces el latín, el italiano y el francés.
Entre las pasiones de Wolfgang conocemos la infantil por las matemáticas, recordada por las anécdotas de un amigo de la familia, el trompetista Schacktner, que testifica cómo el pequeño aprendiendo los primeros rudimentos del conteo llenaba la mesa, las sillas, las paredes y hasta el piso con números escritos a lápiz. Este interés por los números permaneció con él incluso en la adolescencia, como podemos ver en su petición a su hermana Nannerl para que le enviara desde Salzburgo (el primer viaje a Italia estaba en marcha en ese momento) los Principios de Aritmética que Leopold hizo copiar a sus dos hijos como ayuda para el estudio: Wolfgang perdió su copia y pidió a su hermana que los copiara y se los enviara a Italia. Durante su juventud en Salzburgo, le gustaban los juegos de cartas (que tenían lugar frecuentemente, casi a diario, por la tarde en casa de Mozart con amigos), el tiro, el paseo y, una pasión que le acompañaría toda su vida, le gustaba bailar.
De adulto, en Viena, se apasionó por su pájaro mascota, un estornino, cuya muerte le entristeció tanto que escribió un poema en su memoria del cual este es el comienzo: Aquí yace un querido loco, un pájaro, un estornino. Ya en sus mejores años tuvo que conocer el amargo dolor de la muerte. Mi corazón sangra cuando pienso en ello.