Блейк Пирс - Una Vez Atrapado стр 7.

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Albert Scarlatti se puso de pie en ese momento y preguntó: —¿Puedo decir algo, su señoría?

Cuando el juez asintió con la cabeza, Riley sintió una nueva punzada de preocupación.

Scarlatti bajó la cabeza y habló en voz baja y tranquila: —Sé que lo que Jilly dijo sobre lo que le hice parece horrible. Y Jilly, lo siento muchísimo. Pero la verdad es que eso no fue lo que pasó.

Riley tuvo que contenerse para no interrumpirlo. Estaba segura de que Jilly no había mentido.

Albert Scarlatti sonrió y dijo: —Jilly, tienes que reconocer que no has sido fácil. Eres un gran reto, hijita. Tienes mal genio, y te salías de manos a veces. Ese día, no supe qué hacer. Recuerdo que estaba desesperado cuando te metí en ese clóset. —Él se encogió de hombros y continuó—: Pero no pasó como tú dijiste. Nunca te haría pasar por algo así por varios días. Ni siquiera por unas horas. No estoy diciendo que estás mintiendo, sino que a veces te dejas llevar por tu imaginación. Y lo entiendo. —Luego Scarlatti dirigió su atención a los otros en la sala y dijo—: Muchas cosas han pasado desde que perdí a mi pequeña Jilly. Estoy sobrio. He estado en rehabilitación, asisto a reuniones de Alcohólicos Anónimos con regularidad y no he bebido en meses. Espero nunca volver a beber una copa de vino en mi vida. Y tengo un trabajo estable, nada impresionante, solo de conserjería, pero es un buen trabajo, y les puedo dar una referencia de mi empleador que lo estoy haciendo bien. —En ese momento, tocó el hombro de la misteriosa mujer que había estado sentada a su lado—. Pero ha habido otro gran cambio en mi vida. Conocí a Barbara Long, la mujer más maravillosa del mundo, y ella es lo mejor que me ha pasado. Nos vamos a casar a finales de este mes.

La mujer le sonrió con los ojos brillantes.

Scarlatti le habló directamente a Jilly ahora: —Así es, Jilly. Ya no seremos una familia monoparental. Tendrás un padre y una madre, una verdadera madre después de todos estos años.

Riley se sintió como si alguien acababa de abofetearla.

«Jilly acaba de decir que yo soy su verdadera madre», pensó.

Pero ¿qué podía decir sobre las «familias monoparentales»? Se había divorciado de Ryan antes de encontrar a Jilly.

Scarlatti luego dirigió su atención a Brenda Fitch. Dijo: —Sra. Fitch, mi abogado acaba de decir cosas bastantes serias de usted. Solo quiero que sepa que no le guardo rencor. Usted solo ha estado haciendo su trabajo, y lo sé. Solo quiero que sepa lo mucho que he cambiado. —Luego miró a Riley directamente a los ojos—. Sra. Paige, tampoco le guardo rencor. De hecho, estoy agradecido con usted por cuidar a Jilly mientras yo me recomponía. Sé que no pudo haber sido fácil, dado que es soltera. Y con su propia adolescente a quien cuidar.

Riley abrió la boca para protestar, pero Albert siguió hablando.

—Sé que se preocupa por ella, pero ya no tiene que hacerlo. Seré un buen padre para Jilly de ahora en adelante. Y quiero que siga siendo parte de su vida.

Riley estaba estupefacta. Ahora entendía por qué su abogado había amenazado con acusarla de secuestro en primer lugar.

Jolene Paget se había presentado a sí misma como una abogada despiadada dispuesta a hacer cualquier cosa por ganar su caso.

De esa forma, había despejado el camino para que Scarlatti pareciera el tipo más agradable del mundo. Y era muy convincente.

Riley no pudo evitar preguntarse: «¿Es realmente un buen tipo, después de todo?

¿Realmente solo pasó por un mal momento?

¿Fue un error separarlo de Jilly? ¿Solo estoy añadiendo traumas innecesarios a la vida de Jilly?»

Finalmente, Scarlatti miró al juez de forma suplicante y dijo: —Su señoría, le ruego que me devuelva a mi hija. Es sangre de mi sangre. No se arrepentirá de su decisión. Lo prometo.

Una lágrima rodó por su mejilla mientras tomó asiento.

Su abogada se puso de pie, pareciendo más presumida y segura que nunca.

Le dijo a Jilly con una sinceridad falsa: —Jilly, espero que entiendas que tu padre solo quiere lo mejor para ti. Yo sé que has tenido problemas con él en el pasado, ¿pero dime si ese no es un patrón en lo que a ti respecta?

Jilly parecía desconcertada.

Paget continuó: —Estoy segura de que no negarás que te escapaste de tu casa, y que así fue como Riley Paige te encontró en primer lugar.

Jilly dijo: —Sí, pero eso fue porque…

Paget interrumpió, señalando a los Flaxmans. —¿Y no es cierto que también te escapaste de la casa de esta bonita pareja cuando te acogieron?

Los ojos de Jilly se abrieron de par en par y ella asintió en silencio.

Riley tragó grueso. Sabía lo que Paget iba a decir a continuación.

—¿Y no es cierto que hasta huiste de la Sra. Paige y su familia?

Jilly asintió y bajó la cabeza miserablemente.

Todo eso era cierto. Riley recordaba lo difícil que había sido para Jilly adaptarse a la vida en su casa, y especialmente cómo había luchado con sentimientos de indignidad. En un momento de gran debilidad, Jilly se había escapado a otra parada de camiones, pensando que solo servía para vender su cuerpo.

—No soy nadie —le había dicho a Riley cuando la policía la trajo de vuelta.

La abogada había investigado bien… pero Jilly había cambiado mucho desde entonces. Riley estaba segura de que esos días de inseguridad habían quedado en el pasado.

Aún con un tono de profunda preocupación, Paget le dijo a Jilly: —Tarde o temprano, cariño, tendrás que aceptar la ayuda de personas que se preocupan por ti. Y en este momento, lo que tu padre quiere más que nada es darte una buena vida. Creo que le debes la oportunidad de intentarlo. —Volviéndose al juez, Paget añadió—: Su señoría, todo queda en sus manos.

Por primera vez en toda la audiencia, el juez parecía estar realmente conmovido. Él dijo: —Sr. Scarlatti, sus comentarios elocuentes me han obligado a reconsiderar mi decisión.

Riley jadeó en voz alta y pensó: «¿Esto está pasando?»

El juez continuó: —La ley de Arizona es muy clara. La primera consideración es la idoneidad de los padres. La segunda es el interés superior del niño. Solo si el padre es considerado no apto puede ser abordaba la segunda consideración. —Se detuvo a pensar por un momento y luego continuó—: Hoy no se ha demostrado que el Sr. Scarlatti no es apto. Creo que más bien todo lo contrario. Parece estar haciendo todo lo posible para convertirse en un excelente padre.

Alarmado, Kaul se puso de pie y dijo bruscamente: —Su señoría, protesto. El señor Scarlatti renunció a sus derechos de manera voluntaria, y esto es completamente inesperado. La agencia no tenía ninguna razón para encontrar pruebas para demostrar su incapacidad.

El juez golpeó su mazo y dijo: —Entonces no tengo ninguna razón para considerar nada más. Se le concede la custodia al padre.

Riley no pudo evitar jadear de desesperación.

«Esto es real —pensó—. Perdí a Jilly.»

CAPÍTULO CINCO

Riley estaba hiperventilando mientras trataba de darle sentido a lo que acababa de pasar.

«Seguramente puedo impugnar esta decisión», pensó.

La agencia y el abogado podrían encontrar pruebas sólidas de la conducta abusiva de Scarlatti.

Pero ¿qué sucedería en el ínterin?

Jilly jamás se quedaría con su padre. Volvería a huir… y esta vez podría desaparecer para siempre.

Quizá nunca la volvería a ver.

Todavía sentado en el banco, el juez le dijo a Jilly: —Señorita, creo que deberías ir con tu padre.

Para sorpresa de Riley, Jilly parecía completamente tranquila.

Ella apretó la mano de Riley y susurró: —No te preocupes, mamá. Todo va a estar bien.

Se acercó al lugar donde Scarlatti y su novia estaban ahora de pie. La sonrisa de Albert Scarlatti parecía cálida y acogedora.

Justo cuando su padre le tendió los brazos para abrazarla, Jilly dijo: —Tengo algo que decirte.

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