Stefano Vignaroli - Delitos Esotéricos стр 12.

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Larìs fue atraída sobre todo por el pavimento, de mármol muy brillante, de distintos colores, amarillo, azul turquesa, verde esmeralda. Con las baldosas de colores, como si fuese un mosaico, había sido realizado el dibujo de uno de los principales símbolos esotéricos, un pentáculo, una estrella de cinco puntas, inscrito en unacircunferencia, a su vez inscrita en el perímetro cuadrado de la estancia.


El símbolo del espíritu, una especie de asterisco, dibujado sobre la baldosa pentagonal central, delimitada por las líneas desde cuya unión tenía su origen la estrella de cinco puntas, indicaba el centro exacto de la habitación. En cada uno de los otros sectores en el que el pavimento estaba dividido por las líneas y por los arcos del círculo, se podían reconocer algunas figuras, cada una ligada a la simbología esotérica: la luna creciente y la luna menguante, la luna llena, la conjunción del sol con la luna en el eclipse parcial y en el eclipse total, y otras coas. Larìs estaba al mismo tiempo fascinada y desconcertada.

En la casa en la que viví, en Transilvania, había un salón idéntico a este dijo volviéndose a Aurora en la misma lengua en la que hacía poco le había hablado la maga La baldosa central indica el punto exacto en el que en el pasado ha ocurrido algo importante, algo muy hermoso o extremadamente horrible. Mi madre adoptiva, Cornelia, me contaba que, enfrente de mi casa, hacía muchos siglos, un príncipe descendió de los Montes Cárpatos, en una noche de luna llena, amó a una hermosa muchacha y del acoplamiento nació la niña que daría origen a nuestra progenie. Pero, aparte de esta leyenda, conozco el hecho de que, causando el hundimiento de la baldosa central, se pone en marcha un mecanismo que pone de manifiesto una sala secreta escondida detrás del espejo. Cornelia sacaba del cuello una cadena de oro en la que estaba enfilado un anillo, donde estaba incrustada una piedra en forma de pentáculo, que se adaptaba perfectamente a una cerradura, escondida detrás de una estantería. Luego hacía bajar la baldosa pentagonal, de manera que el espejo se movía y daba acceso a la habitación secreta. Allí estaban conservados libros, manuscritos, pergaminos, incluso muy antiguos, que sus antepasadas les habían pasado en herencia y que era la sabiduría a la que concedía tener acceso a aquellos que aspiraban a convertirse en adeptos del séptimo nivel.

Por como hablas, y por lo que percibo con mis poderes, sé que tú ya has podido tener visiones de estos documentos y posees, como yo, los poderes y la sabiduría del séptimo nivel, por lo tanto es inútil que te abra la estancia secreta. Juntas, en cambio, podremos enfrentarnos al camino que nos llevará al nivel más alto, el de la Sabiduría Universal.

Por como hablas, y por lo que percibo con mis poderes, sé que tú ya has podido tener visiones de estos documentos y posees, como yo, los poderes y la sabiduría del séptimo nivel, por lo tanto es inútil que te abra la estancia secreta. Juntas, en cambio, podremos enfrentarnos al camino que nos llevará al nivel más alto, el de la Sabiduría Universal.

Mientras hablaba, Aurora había cogido un poco de tabaco de un hermoso contenedor de porcelana y lo había puesto en dos papelillos, para enrollarlos con habilidad y formar dos cigarrillos. Ofreció uno de ellos a Larìs, luego encendió una cerilla, acercándola antes al cigarrillo de la joven, luego al suyo.

Mientras aspiraba una gran calada de humo, Larìs comprendió que al tabaco se le habían añadido sustancias estupefacientes y excitantes, pero ella ya estaba habituada a fumar aquel tipo de mezcla. Si no lo hubiese estado, hubiera caído presa del poder de la maga, en una hipnosis provocada tanto por la droga como por los poderes ocultos de Aurora. En cambio la droga estimuló en ella el deseo sexual, se acercó a Aurora y se dejó besar y acariciar. Apagados los cigarrillos, las dos se desnudaron y yacieron juntas sobre el desnudo pavimento, hasta que Larìs alcanzó el orgasmo.

Ahora que hemos juntado nuestros cuerpos, uniremos nuestras mentes y nuestras almas dijo Aurora a la muchacha todavía jadeante por el placer sentido Hoy es un día particular, único, y debemos aprovechar nuestros poderes, para invocar el espíritu de Artemisia, mi antepasada quemada en la hoguera hace justo cuatro siglos.

Larìs seguía con curiosidad la historia mientras observaba que la luz que entraba desde la ventana estaba disminuyendo y ya la luna llena se hizo patente en el cielo todavía azul de últimas horas de la tarde.

El 21 de marzo de 1589, hace exactamente cuatrocientos años, Artemisia fue atada al palo, clavado en el suelo, justo allí, donde ahora ves la baldosa pentagonal marcada por el símbolo del espíritu. Hoy es el equinoccio de primavera, dentro de unas horas la luna llena será tapada por la sombra de la tierra en un eclipse total. Es una conjunción astral muy rara la que se va a verificar. Una noche ideal para un aquelarre pero no es esto lo que nos interesa. Tú has llegado aquí en este momento porque yo sola no habría tenido la fuerza de hacer lo que estamos a punto de hacer.

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