Desiree Holt - Donde Se Oculta El Peligro стр 14.

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Los músculos de su cara se tensaron. "No podía decirte quién era."

"Ah." Se revolvió el pelo. "Pero ahora conviene a tu propósito revelarte. Si no he respondido a tus cartas o a tus llamadas, ¿qué te hace pensar que quiero pasar cinco minutós más contigo?"

"Taylor. Señorita Scott." La frustración hizo que se tensara su voz. "Es una situación seria. Tienes que escucharme."

"Dame una sola razón por la que debería hacerlo. De otra forma, puedes irte."

Un músculo se crispó en su mejilla mientras sacaba un sobre de su bolsillo y se lo entregaba. "Lee esto."

Sacó la hoja suelta y la desdobló. Sus manos temblaron mientras la leía.

Mi querida Taylor:

Hay muchas cosas que me hubiera gustado decirte y tal vez no tenga el tiempo para ello. Cuando me negué a verte ese dia, era porque no tenía ningun motivo para creer que tenía una hija. Tus abuelos se encargaron de ello. Pero tenía que satisfacerme y ahora lo he hecho. Amé a tu madre más que a la vida misma. Perderla casi me mata.

Espero verte pronto y hacer las paces, pero, si pasa algo, no confíes en nadie más que en Noah Cantrell. En nadie. Él es la única pesona en la que confiaría para pedirle lo que le he pedido.

Tu querido padre (demasiado tarde),

Jasiah Gaines

"Qué conmovedor". Dobló el papel y lo metió de nuevo en el envoltorio. "¿Por qué debería creerme una palabra de esto? Es sólo una carta más jodiéndome la vida."

Estaba rodeando el escritorio y levantándola de la silla antes de que ella tuviera tiempo de protestar. La atrajo hacia él, clavándole los dedos en los brazos, y sus ojos oscuros se clavaron en los de ella.

"Voy a decirte dos cosas. Una. Cena conmigo y te lo explicaré todo. Si después quieres irte, es cosa tuya, pero no creo que lo hagas. Dos. Si crees que esa noche en el hotel es nuestro final, estás muy equivocada. Por mucho que los dos queramos fingir lo contrario, sabes que podría tumbarte en esta alfombra ahora mismo y follarte a ciegas y no me apartarías."

Se estaba perdiendo en la intensidad de esos ojos de ónix sin fondo.

"No intentes negar que sientes lo mismo," continuó. "Tu cuerpo ya me está respondiendo, de forma incluso tán loca como tú lo estás."

Tayler trató de alejarlo. "Estás muy seguro de ti mismo para ser alguien que apareció en mi vida pretendiendo falsamente que no había contactado conmigo en un mes. Obviamente sabías quién era. Si me querías tanto, ¿por qué no viniste a por mí?"

Sin embargo, él la sujetaba con un agarre implacable, su rostro estaba tan cerca que su aliento era como una suave brisa contra su piel.

"Hay cosas que no puedo decirte. Razones por las que desearía que pudiéramos hacer desaparecer esta... cosa entre nosotros. Ir a por ti habría sido un desastre para ambos."

"Y aquí estas, a pesar de lo que has dicho."

Los músculos saltaron a lo largo de la línea de su mandíbula. "Tengo un trabajo que hacer. Ya te lo he dicho. Y maldíceme por ello, no puedo quitarte las manos de encima. Me encuentro perdiendo el control en cuanto a ti respecta."

"¿Y quieres que me siente a cenar contigo? ¿Después de todo?"

Taylor estaba segura de que su cuerpo entero estaba temblando. El calor y el poder que irradiaba de él la envolvieron y su tacto le trajo todos los recuerdos de cada momento en aquella habitación de hotel. Sus pezones estaban tan duros que se sentían en carne viva al presionarse contra la tela de encaje de su sujetador y su coño palpitaba de necesidad instantánea.

Maldición.

Él apretó los dientes. "Creo que puedo arreglármelas para no atacarte durante una comida en un lugar público. ¿Qué hay de ti?

Miró a Noah Cantrell y supo que se estaba adentrando en más peligro del que había conocido. Respirando profundamente, retiró la mano y le dio una bofetada.

Él ni siquiera pestañeó. "¿Te importaría decirme a qué ha venido eso?"

"Por no decirme la verdad esa noche. Por dejar que me emborrachara y me comportara como una idiota. Por haberte alejado de mí." Ella se zafó de su agarre. "Por...por muchas cosas."

"Dejaremos eso por el momento". Una sonrisa se asomó por sus labios. "¿Te sientes mejor ahora?"

"Sí." No.

"Bien. ¿Entonces puedo asumir que la cena sigue en pié? Él seguía ocupando su espacio. "Escúchame antes de que tomes cualquier decisión precipitada."

"De acuerdo. Cena. Despues ya veremos."

* * * *

Taylor sabía que había equivocado al elegir el restaurante. Quería uno que fuese tranquilo y fuera de lo común, un lugar donde no corriera el riesgo de ver a nadie conocido. No necesitaba responder a preguntas sobre Noah Cantrell cuando ella misma aún no tenía respuestas. Pero el ambiente era más íntimo de lo que recordaba, la cabina de la esquina estaba dispuesta de manera que sus rodillas se tocaran debajo de la mesa.

Su presencia era todavía sobrecogedora, sensual, masculina. Pantera era una buena palabra para describirlo, con su poder enjaulado, su gracia selvática y el aura oscura que lo rodeaba. Pero también tenía un aire a guerrero y ella se preguntó por sus ancestros.

Ninguno de los dos pidieron alcohol, como si estuvieran determinados a mantener las cosas en orden y operar con la cabeza despejada. Y después de la bomba que le lanzó Noah, se preguntó si no debería cambiar de opinión y volver a hacerse amiga de Jack Daniel's.

"¿Él hizo qué?" Ella no podía creer lo que acababa de oir.

"Te hizo su única heredera. Punto. Ah"agitó los dedos en el aire"tiene algunos legados estipulados desde hace tiempo, pero el resto es para ti".

"Él no sabe nada de mí." Taylor trató de sacar su cerebro de la marcha lenta. "Hizo que me echaran de su edificio cuando llegué a San Antonio. ¿Por qué me lo dejaría todo a mí?"

Noah le dió una carpeta que trajo consigo al restaurante. "No ignoró completamente tu súplica. Josiah no era nada si no era minucioso. Esa fue una de las claves de su éxito. Lee todo lo que está aqui. Cuando lo hayas hecho, responderé a tus preguntas."

La observó con los ojos entrecerrados mientras ella escaneaba los papeles. Un reporte de laboratorio. Un reporte de crédito. Una copia del testamento de sus abuelos. Sus créditos universitarios. Y seguía y seguía. Un registro completo de su vida. Estaba dispuesta a coger la carpeta y romper todo lo que contenía cuando llegó al último elemento, una foto en blanco y negro de una joven pareja que sonreía felizmente, abrazada. La mujer llevaba un pequeño ramo de rosas y el hombre tenía una rosa pegada en la solapa. Incluso con lo vieja que era la foto, a nadie se le escapaba el amor que brillaba en sus rostros.

"Dale la vuelta," dijo Noah.

Le dió la vuelta para ver la parte trasera y sus ojos se abrieron más.

Pensé que te gustaría esta imagen de tus padres. Laura era el amor de mi vida. Para siempre. Tu padre, Josiah Gaines.

Taylor quiso bajar la cabeza y llorar. Por ella. Por la joven pareja que tan desesperadamente se querían cuyas vidas habían sido destrozadas por personas que no daban cabida a las emociones. Por todo lo que podría haber sido y no fue.

"Creo que beberé algo después de todo." Hizo una señal al camarero.

"Yo que tú me ceñiría al vino," advirtió Noah. "Tenemos mucho de lo que discutir."

"¿Y podría perder la cabeza y atacarte de nuevo?" Ella cerró las manos en puños. "Tal vez esto fue un error."

Le agarró las manos. "Esto no es ningún error. En ningún aspecto. Y la próxima vez que te folle, pequeña, no será porque has bebido el alcohol de una semana."

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