Juan Moisés De La Serna - La Inteligencia Emocional стр 2.

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A lo largo de los años se ha ido perfeccionando y mejorando la psicometría de forma que su fiabilidad es bastante alta, es por ello que las empresas deciden "su futuro" en función de los resultados de las evaluaciones realizadas por los servicios de Recursos Humanos.

Como se ha comentado hasta ahora, la evaluación de la inteligencia es un tema polémico, tanto por su definición como por lo que socialmente conlleva. Con respecto a la definición, son muchos los que aún equiparan la inteligencia a un solo constructo, es decir, eres inteligente o no, y de serlo, puedes ser "del montón", estar por debajo de la media, o por encima. Si estas en éste último caso, puede que seas más inteligente que el resto, un superdotado o un genio, como separado distintos grados. Así sería si se siguiese el modelo clásico de inteligencia, ahora en desuso.

En las últimas décadas, el concepto mismo de inteligencia ha sido cuestionado, entendiéndose que no es algo unitario, sino que existen inteligencias múltiples, inteligencia espacial, inteligencia verbal, inteligencia matemática, inteligencia musical, etc.

Una persona que tenga altas capacidades desarrolladas para la música, será un gran "Chopin" o "Mozart" en la actualidad, pero puede que nunca destaque a la hora de hacer integrales, derivadas, o trigonometría, por ejemplo.

Otra cosa diferente es el "genio", capaz de destacar en varias de éstas áreas de inteligencia; aunque actualmente todavía no existe un consenso científico a la hora de establecer claramente esta distinción.

Otro aspecto son las implicaciones sociales de los superdotados, temidos por unos y dejados por otros; algunos países llevan años invirtiendo mucho esfuerzo a través de screening a la población, es decir, cuestionarios de inteligencia administrados en todas las escuelas para detectar a estos "genios en potencia".

Igualmente, las universidades, sobre todo las que figuran en el top del ranking mundial, están muy pendientes de aquellos alumnos que destacan en la secundaria para ofrecerles todo tipo de facilidades para que estudien en su centro, sabiendo que muchos de ellos acabarán siendo profesores e investigadores de su plantilla en un futuro.

Como se ha comentado la importancia de la evaluación de la inteligencia como I.Q., capaz de predecir desde la infancia el desempeño académico y posteriormente el laboral, permite seleccionar entre aquellos que van a ser más productivos a la sociedad frente a los que no lo van a ser.

Algo que ha sido rechazado por buena parte de la sociedad, que ven cómo condenan a las personas menos dotadas, a las que se les da la etiqueta de discapacitados, únicamente por que no pueden rendir como los demás.

En una sociedad donde el éxito se valora en lo que se es capaz de lograr y alcanzar, en ocasiones, individuos con retraso mental, pueden parecer para algunos que no encajan; cuando en realidad, estas personas aportan parte de la diversidad humana, tal y como lo hace, la existencia de personas rubias o morenas, altas o bajas

Sería lo mismo que rechazarlos porque son morenas, o bajas, o gruesas es decir, porque no cumplen las expectativas idealizadas de lo que sería una persona productiva.

Aún hoy en día se sigue luchando por superar los prejuicios que se tienen a la hora de contratar a alguien con retraso mental, para labores que están de sobra cualificados para realizar.

En los últimos años, además, se ha ido cambiando el centro de atención adoptando otras aproximaciones a la inteligencia, no sólo centrado en el I.Q., así se ha prestado especial atención al concepto de I.E., el cual hace referencia a la capacidad de relacionarse, gracias al mundo emocional que le rodea. Esta inteligencia parece estar determinada inicialmente por las experiencias más tempranas y está muy unido al vínculo materno filial y el estilo educativo familiar.

Con posterioridad, la experiencia, el contacto con otros, el ensayo y error, va a permitir que se responda de una determinada forma u otra a las emociones propias y de los demás.

Una capacidad que a diferencia de lo que puede creerse, se puede entrenar y mejorar en su desarrollo, haciendo que personas que con anterioridad no sabían mostrar sus emociones de forma adecuada a la situación, tras un entrenamiento, pueda afrontar cualquier situación sabiendo comportarse emocionalmente de acorde a la misma.

Algo que va a repercutir de forma directa en las relaciones sociales, basadas en emociones, de simpatía, compañerismo e incluso de intimidad.

Con cada persona con las que se encuentra y habla se despiertan distintas emociones, de cuyo manejo puede depender el cierre de un negocio, o el inicio de una relación de pareja.

Aunque en la mayoría de las ocasiones estos contactos esporádicos no van a tener mayores consecuencias, un adecuado desarrollo de la I.E. va a permitir que estos sean satisfactorios, y no se vivan como situaciones estresantes o desafiantes.

La I.E. se refiere a la capacidad de la persona de escuchar su propio cuerpo, es decir, a sus emociones y de reaccionar adecuadamente al medio ambiente, igualmente, a la capacidad de observar y entender las emociones en los demás, de interpretarlas y responder a ello también de forma adecuada.

Con respecto al origen" de la inteligencia, actualmente y después de grandes discusiones entre los que defendían un origen ambiental frente a los de origen genético, se considera que el 80% de la inteligencia es de base genética y que su desarrollo y potencialidad queda sujeto al esfuerzo y dedicación del 20% restante.

En un estudio conjunto realizado desde el Departamento de Psicobiología, Universidad V.U.; junto con el Departamento de Metodología y Estadística, Universidad de Tilburg y el Departamento de Metodología Psicológica, Universidad de Ámsterdam (Holanda), cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Psychological Science, se realizó un análisis bibliográfico de los artículos científicos publicados con anterioridad sobre ésta cuestión.

Los resultados de veintitrés estudios contradicen las actuales teorías dominantes sobre la inteligencia, indicando que la genética tiene un mayor valor debido un homogéneo efecto de la cultura donde se vive, el cual va a potenciar determinados desarrollos que van a mantenerse en el tiempo en un determinado lugar.

Es decir, la genética parece jugar un papel mayor del que le corresponde, porque las personas se suelen desarrollar en un ambiente que no varía con el tiempo.

Volviendo a la I.E., y basado en lo anterior, se puede afirmar que se nace con una mayor o menor habilidad o capacidad, aunque se puede aprender y mejorar con experiencia social, independientemente del nivel de partida.

Así personas con una gran I.E. son capaces de comprender y entender a los demás casi sin necesidad de palabras, lo que también se ha denominado como una mayor empatía. En el otro extremo, estarían aquellas personas con una nula o escasa I.E., alejados de la capacidad de escuchar sus propias emociones y de interpretar correctamente la de los demás.

La aplicación práctica más conocida del ámbito de la I.E. ha sido a través de las técnicas del coaching, orientado inicialmente a ayudar a las personas a encontrar sus valores y motivaciones para alcanzar sus objetivos, actualmente se aplica en muy diversos ámbitos del mundo laboral, ya sea en el empresarial, deportivo, escolar o incluso en el de la salud.

<<El coaching favorece el cambio y para mantener la salud y mejorarla se necesita un cambio de actitud y de comportamiento de los pacientes y de las personas. La salud nos afecta a todos directa o indirectamente (enfermedades familiares) en algún momento u otro de nuestra vida.

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