Patricia Castro - Sueño contigo, una pala y cloroformo стр 9.

Шрифт
Фон

Júlia

Ho sé, ets molt bona amb mi. Alex, yo quería que me abrazase

Alexandra

¿Cómo? No entiendo

Júlia

El capullo ha marxat després de follar. Jo què sé

Alexandra

Júlia, yo te abrazaría y no te soltaría nunca, lo sabes ¿no?

Júlia

No et mereixo, cuca

Alexandra

Bueno, eres colega, a las colegas se las cuida. Si estuviera en Barcelona iría a tu casa a buscarte, te daría ese abrazo y luego, si quisieras, iríamos a partirle las piernas al capullo ese.

Júlia

Ets massa bona, Alex

Alexandra

Te digo lo que siento. Y luego nos iríamos a Marina a beber, porque no te dejaría sola en toda la noche

Júlia

Què cony he fet per trobar-te? No et mereixo

Alexandra

Calla, no seas idiota. Me sabe mal estar a 600km de allí y dejarte sola

Júlia

No estic sola, estic parlant amb tu, no saps com curen les teves paraules

Alexandra

Se me va a apagar el móvil y encima esta zona casi no tiene cobertura, llego en una hora

Júlia

Sense problema cari, no et preocupis

Alexandra

Te hablo en cuanto lo cargue un poco, ¿vale?

Júlia

Gràcies cuca

Alexandra

Gracias a ti, Júlia, por confiar en mí

Júlia

A tu, sempre a tu, vigila el trosset que et queda si us plau. Molts petons

Alexandra

Muchísimos más para ti, preciosa

Me he follado a un gilipollas. Esa fue la jodida frase con la que me enamoré de ella, con la que le cogí cariño y quise empezar a cuidarla. Mi perdición. Ahora lo veo como la guadaña de la muerte. Ahí estaba yo, con complejo de salvadora de cachorros, recogiendo a todos los perros apaleados que encontraba por la calle. Tengo un puto problema con eso.

Júlia, te juro que lo único que quiero hacer contigo es ir a tu puta casa y arrastrarte de los pelos por media Barcelona para que todo el mundo se entere de lo zorra que eres. Te puedes follar a quien quieras pero luego no te quejes de que no te han abrazado. Para eso tenías a tu señor. Hasta que el tío se largó cuando se enteró de todo.

Ella era así, iba picando por todos lados y jodiéndole la vida al prójimo. Os recuerdo que me enamoré tras meses de persecución por su parte. Ella era el cazador y yo su la presa. Todo esto sin saberlo. Iba feliz como un conejo por el campo hasta que, ¡zas!, la muy puta me vino con aquello de que no la habían abrazado después de follar y que se había pasado por la piedra al gilipollas ese. Lo sé, la más gilipollas de toda esta historia no es el capullo de Adrià o la zorra de Júlia, sino yo, la ilusa que tiene un ego de aquí a la luna creyendo que la gente puede cambiar por amor.

Por amor a mí, claro, porque soy rubia, divina y llevo gafas de sol negras como Godard.

Ahora creo que lo del abrazo era mentira y me lo dijo para que estuviera pendiente de ella. Caí como la imbécil que soy. Adrià no era el único amante que había tenido Júlia; que tuviese amantes no me escandalizaba pero me jodía que lo justificara con sus chapas feministas y luego me soltara que la prostitución estaba de puta madre y el porno empoderaba a las mujeres. Claro, porque eso de que fuese un negocio de miles de millones de euros que sometía a la mujer a la voluntad del hombre, que nos cosificaba y nos trataba como simples objetos al placer de los salidos de turno, eso no. ¿Luchaba contra alguna injusticia? Pues vaya feminismo el suyo. Para eso molaban más los franceses. Para ellos divorciarse y tener amantes era como para nosotros la Guerra Civil; en todas las pelis francesas siempre hay alguien divorciado o divorciándose o que al final acaba rompiendo con su pareja; no importa que la película sea de acción, comedia o drama, qué más da, lo importante es ser infiel. Coño, de eso sí que saben. Pero Júlia no es francesa ni estaba cerca de serlo, por aquél entonces era una indepe aspirante a clase media que hablaba de Judith Butler dándome lecciones cuando jamás había leído un libro suyo. Em fa bola me decía. Y yo solo quería comerle el coño.

Lo que tenía que aguantar por un polvo y un poco de amor.

En la lista de tarados también estaba un intelectualoide de la burguesía catalana, un músico frustrado reconvertido en filósofo que predicaba por las teles, radios y diarios lo mucho que su polla molaba y como de idiotas eran todos los que no le comprendían. Gerard Germà se llamaba el anormal. Este tipo había sido amante de Júlia y, de regalo, le había pegado una bonita gonorrea.

Nunca entendí qué veía en los tíos que se follaba ni por qué iba detrás de esos misóginos de manual. Supongo que eran los únicos que le hacían caso o, peor, está tan enferma y rota por dentro que lo único que la hace sentir viva es que la traten como una mierda, pasen de ella y la usen como ella hace con toda la buena gente que cae a su alrededor.

No creo en la maldita deconstrucción esa ya estamos lo suficientemente rotos como para seguir destruyéndonos más, pero todos los celos que tenía acabé por eliminarlos; era un continuo no saber o, en el fondo, saber que además del cornudo de David, yo también estaba en la lista de pardillas.

La semana siguiente volvimos a coincidir en la redacción. Llevaba los labios pintados, una camiseta de las mujeres zapatistas mexicanas y estaba radiante. No dejó de clavar sus ojos en mí. Me sentía como en una película americana palomitera pero con protas raras que acababan enamorándose, manteniendo la misma relación de mierda que en las historias convencionales pero en versión cool indie. Cine para progres. Lo mío, vamos.

Justo antes de trabajar charlamos un rato.

Laltre dia

Se me fue mucho la pinza, tía, lo siento.

Si és això el que sents vas fer bé de dir-ho, cari.

Entonces nos interrumpió Aleix, uno de los de mi sección, un tipo muy majo pero que por aquel entonces siempre andaba triste; nunca llegué a saber por qué.

¿Venís?

Todavía no, Aleix.

Vale, estamos en la sala. Tenéis 15 minutos.

Júlia seguía allí, mirándome. Me apoyé en uno de los escritorios de la redacción. Colocó sus brazos sobre la mesa, rodeándome.

I què fem amb tot això?

No sé qué se hace en estos casos

Ets idiota.

Claro, soy tu idiota.

Tomó mi cara con sus dos manos. Sus ojos azules me traspasaron el alma.

Ara mateix em menjaria la boqueta aquesta tan preciosa que tens, Alexandra.

Se me acercó aún más, se puso a milímetros de mi boca. El corazón me iba a estallar y el coño me palpitaba, frenético.

Júlia

Et vull. Et vull menjar sencera.

I jo, magradaria dir-te tantes coses

No crec que pugui aguantar-me fer-te un petó ara, ho sento.

Sentía su respiración encima de mí y ya no sabía cómo ponerme para que no se notase mi excitación. Tenía los pezones tan duros que me dolían.

Esta gente no se entera de nada. Cómo se nota que son tíos.

Per què ho dius?

Porque nos vamos a comer la boca y siguen haciendo sus movidas. Ni nos miran.

Bueno, ya lo sabes, Alexandra, para ellos solo somos buenas amigas.

Josep, el jefe, se acercó a darnos un toque.

Alex, vine ja, si us plau, que comencem. Júlia, et quedes?

Había perdido la noción del tiempo y a punto estaba de perder también la cabeza.

Un minuto y voy.

Vale, pero date prisa.

Ваша оценка очень важна

0
Шрифт
Фон

Помогите Вашим друзьям узнать о библиотеке