"Lo siento, los hice esperar mucho tiempo, pero estoy de vuelta ahora y estoy bien con lo que sucede asÃ, sin preocupaciones, ¿de acuerdo? Oh, y les traje algunas golosinas también." Ella puso su mochila frente de ella y comenzó a hurgar a través de ella, entregando sus favoritos a cada uno de ellos.
Todos estaban allÃ, sonriendo, comiendo golosinas y bebiendo refrescos como si no tuvieran cuidado en el mundo. Todos excepto Shinbe, que miró hacia el bosque preguntándose qué habÃa sido tan importante para hacer que Toya dejara de lado a Kyoko.
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Toya siguió a los dos demonios de la sombra, sabiendo que estaban deliberadamente alejándolo de los demás. No le importaba si era una trampa y casi esperaba que fuera... con el estado de ánimo en el que estaba. Viendo los demonios de la sombra desvanecerse en el suelo justo delante de él, Toya gruñó mientras se detenÃa.
Antes de que pudiera hacer algo, el viento alcanzó un nivel que sólo podÃa significar una cosa. Amni, el demonio mascota de Hyakuhei que tenÃa la habilidad de usar la magia del viento estaba detrás de la convocatoria. "Muéstrate, bastardo."
Amni descendió mientras los vientos se arremolinaban a su alrededor, sus corrientes obedecÃan a su orden. Sus labios insinuaban una sonrisa mientras su largo pelo rubio se balanceaba en la brisa mientras el viento se calmaba a un ritmo más suave.
"La sacerdotisa te hace débil, guardián." Amni agarró su espada de viento y cambió los ángulos con un golpe hacia abajo, soltando una fuerte ráfaga directamente a los pies de Toya para hacer que la suciedad y los escombros volaran hasta su rostro. -¿O son sus labios los que te hacen débil? -se burló, deseando que Toya prestara toda su atención a lo que iba a decir.