Федерико Моччиа - Tres Metros Sobre El Cielo стр 37.

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Agradezcan que no esta Pollo. Sino jugaba la revancha rápido, más que suerte. Hicimos una serie de bolas increíbles, un hoyo tras otro.

Los dos muchachos ponen una actitud de poco convencidos.

Si, esta bien. Van a agarrar algo de beber en la barra. Step ve que hablan. Después miran hacia el y se ponen a reír.

Escucha Claudio, tu sabes jugar Pool?

Cuando era joven lo hacia todo el tiempo, era bueno. Pero llevo una vida que no agarro un palo de billar.

Anda, te pido, me debes ayudar. Yo a esos les gano como si nada. Basta que tú ayudes a colocar las pelotas. A meterlas en los hoyos lo hago yo.

Pero verdaderamente, disculpa, tenemos que hablar.

Hablamos todo después. Esta bien?

Después de una partida de Pool quizás sea más fácil hablarle. Y si perdemos? Prefiere no pensarlo. Step va a la barra donde están los dos muchachos.

Entonces lista. Anda. Antonio, abre la mesa. Que vamos a jugar rápido, ese dinero.

Y con quien juegas tu, con ese? uno de los dos muchachos señala a Claudio.

Si, porque, te molesta?

Como te parezca, de verdad

Claro, si estuviera Pollo seria otra historia. Lo saben ustedes. Quiere decir que les regalamos este dinero. Esta bien?

No, si lo pones así no jugamos. Después dices que ganamos porque no estabas con Pollo.

Igual les gano a ustedes dos yo solo.

Si, todavía!

Quieren aumentar la apuesta? Pongamos doscientos euros? Les parece? Pero una rápida, porque tengo poco tiempo.

Los dos intercambian una mirada. Después ven al compañero de Step. Claudio, sentado en el fondo de la sala, juega apenado con un paquete de Marlboro en la mesa. Es justo esto lo que los convence.

Ok, esta bien, vayamos para allá. Los muchachos agarran el triangulo con las pelotas.

Claudio, sabes jugar el estilo americano? Una partida seca, doscientos euros?

No Stefano, gracias. Es mejor si hablamos.

Anda, es solo una. Si perdemos, pago yo.

No es esto el problema

Que hacen, juegan billar? Es Francesca. Se pone frente a Claudio, sonriente, con todo su entusiasmo brasilero.

Anda, voy a verlos y los apoyo. Seré su porrista.

Step mira a Claudio de forma curiosa.

Entonces?

Una sola.

Yahooo! Vayamos para allá y ganemos. Francesca lo agarra divertida debajo del brazo y van todos los tres a la sala cercana.

Las pelotas están ya puestas sobre el fieltro verde. Uno de los dos muchachos alza el triangulo. El otro se pone en el fondo de la mesa y con un tiro preciso, rompe. Bolas de todos los colores se esparcen sobre el fieltro deslizando silenciosas. Algunas tropiezan haciendo sonidos secos, después lentamente, se detienen. Comienzan a jugar. Primero golpes simples, calibrados, después cada vez mas fuerte, pretenciosos, difíciles. A Claudio y a Step le tocan las bolas lisas. Step mete el primer hueco. Los demás logran dos bolas, tuvieron más suerte. Cuando le toca a Claudio, juega una bola larga. Esta fuera de entrenamiento. El tiro resulta corto. No logra siquiera acercarse al hoyo. Los dos muchachos se miran divertidos. Sienten ya el dinero en el bolsillo. Claudio se prende un cigarrillo. Francesca le lleva un whisky. Claudio nota que, como todas las brasileras, tiene senos pequeños, pero firmes y derechos debajo de la camisa oscura. Poco después le toca de nuevo a el. La segunda bola le va mejor. Claudio la centra de lleno y con un efecto preciso, metiéndola en el centro. Es el numero quince, los dos se la dejaron jugar seguros de que la equivocaría.

Centro! Step le da un golpecito en la espalda. Buen golpe!

Claudio lo mira sonriendo, después manda otro trago de whisky y se dobla sobre el billar. Se concentra. Golpea la pelota blanca ligeramente a la izquierda y después baja por el borde, dulcemente llevada. Un golpe perfecto. Hoyo. Los dos muchachos se miran preocupados. Francesca aplaude.

Bravo! Claudio sonríe. Con la punto de la lengua baña la tiza azul y lo pasa rápido por su palo de billar.

Hace tiempo si que era bueno! Siguen jugando. Step también mete en hoyo algunas. Pero los dos son más suertudos. Pocos golpes después a ellos les falta meter solo una bola roja y después, la uno. Ahora le toca a Claudio. Sobre la mesa todavía quedan dos bolas lisas. Claudio apaga el cigarrillo. Toma la tiza y mientras la pasa veloz sobre el palo, estudia la situación. No es de las mejores. La doce esta muy cerca del hueco del fondo, pero la diez esta casi a la mitad de la mesa. Debe hacer una salida perfecta, pararse ahí frente y meterla en el hoyo central izquierdo. Tiempo atrás quizás si hubiera sido capaz de hacerlo, pero ahora hace cuantos años que no juega? Baja el último trago de whisky. Regresando hacia arriba encuentra la mirada de Francesca. Cuanta edad tendrá esa esplendida muchacha. Se siente ligeramente sonrojado. Le sonríe. Tiene la piel color miel y esos cabellos oscuros con una sonrisa muy sensual. Es también tierna, al mismo tiempo. Le da dieciocho años al menos. Quizás tiene alguno menos. Dios mío, piensa, puede ser mi hija. Porque vine acá? Para hablar con Stefano, mi amigo Step, mi compañero. Abre y cierra los ojos. Esta sintiendo el efecto del alcohol. Bueno, ahora estoy jugando, vale terminar la partida. Apoya la mano en la mesa, si pone sobre el palo y lo hace deslizar entre sus dedos, cuadrando el tiro. Después va hacia la pelota blanca. Esta ahí, detenida en medio de la mesa, fría. En espera de ser golpeada. Da un largo respiro, bota el aire. Una ultima prueba y después golpea. Preciso. Con la fuerza justa. Corre lateralmente y después dobla hacia la doce: hoyo. Perfecto. Después la pelota blanca no se detiene. Veloz, muy veloz. No, parate, parate. La golpeo con demasiada fuerza. La pelota blanca sobrepasa la diez y se detiene más allá. Un poco mas de la mitad del campo, frente a Claudio, irrespetuosa y cruel. Los dos adversarios se miran entre ellos. Uno de los dos alza la ceja, el otro da un suspiro de alivio. Por un momento temían perder la partida. Se sonríen. De esa posición es verdaderamente un tiro imposible. Claudio le da la vuelta a la mesa. Estudia todas las distancias. Difícil. Debe hacer cuatro golpes a los bordes. Esta ahí en un ángulo apoyado con las manos sobre el borde de la mesa y piensa.

Que importa, prueba. Claudio se voltea. Step esta detrás de el. Entendió perfectamente que estaba pensando.

Si, pero cuatro rebotes

Y bueno? A lo mas perdemos pero si lo logras, piensa como quedamos!

Claudio y Step miran a sus dos adversarios. Pidieron dos cervezas y ya están bebiendo por su victoria.

Ya que importa, a lo mas perdemos! Claudio ahora esta ebrio. Se va a la otra parte de la mesa. Ajusta el palo, se concentra y golpea. La bola blanca parece volar sobre el fieltro verde. Una. Claudio piensa en todas las tardes que paso jugando billar. Dos, en sus amigos de un tiempo, cuando estaba siempre son ellos. Tres, en las muchachas, en el dinero que no tenia, en cuanto se divertida. Cuatro. En la juventud pasada, en Francesca, en sus diecisiete años y en ese momento la bola blanca golpea de lleno la diez. Desde atrás, con fuerza, segura, precisa. Un sonido sordo. La bola vuela frente hacia el hoyo central.

Centro!

Yahoo! Claudio y Step se abrazan. Carajo tienes suerte. Mira donde te quedo.

La bola blanca se detuvo frente a la uno amarilla a pocos centímetros de la boca del fondo. Claudio la mete dentro con un golpe facilísimo.

Ganamos! Claudio abraza a Francesca y logra alzarla un momento. Después, bailando abrazado a ella termina tropezándose con uno de los dos adversarios.

Ve por donde vas. El tipo le da un empujón a Claudio, haciéndolo terminar contra la mesa. Francesca se levanta rápido. Claudio, ligeramente mareado, se levanta un poco. El tipo lo agarra por la chaqueta y lo levanta.

Te hiciste el listo, no? Hace tantos años que no juego muchachos estoy fuera de entrenamiento. Claudio esta asustado. Esta ahí, sin saber bien que hacer.

Llevaba tiempo que no jugaba, en serio.

Ah si! Por ese ultimo golpe no lo diría.

Fue solo suerte.

Hey, deja, suéltalo. El tipo hace como si no oyera a Step.

Te dije suéltalo. Repentinamente se siente llevar hacia atrás. Claudio esta libre con la chaqueta de nuevo estirada. Recupera la respiración mientras el tipo termina contra el muro. Step le tiene la mano en la garganta. Que, no escuchas? No quiero pelear. Dale, saca los doscientos euros. Ustedes eran los que querían jugar.

El otro se le acerca con el dinero en la mano.

Nos engañaron, de todas formas. Ese juega diez veces mejor que Pollo.

Step agarra el dinero, los cuenta y se los mete en el bolsillo.

Es cierto, pero no es mi culpa yo ni lo sabia

Después agarra a Claudio bajo su brazo y salen vencedores de la sala de Pool. Claudio toma otro whisky. Esta vez para recuperarse del susto.

Gracias Step. Diablos, ese me quería golpear la cara.

No, todo es mentira, solo esta molesto! Toma Claudio, estos son tus cien euros.

No, dale, no puedo aceptarlos!

Como no? La partida casi la ganaste tu!

Esta bien, entonces tomemos algo bueno. Pago yo.

Mas tarde, Step, viendo cuanto ebrio esta Claudio, lo acompaña al carro.

Esta seguro que llega bien a su casa?

Segurisimo, no te preocupes.

Seguro, eh? No pierdo nada si te escolto.

No, en serio, estoy bien.

Esta bien, como quieras. Bella partida, eh?

Bellísima! Claudio va a cerrar la puerta.

Claudio espera! Es Francesca. Que haces, no te despides?

Tienes razón, pero estaba todo ese alboroto.

Francesca se mete en el carro y lo besa en los labios, tiernamente, con ingenuidad. Después se aleja y sonríe.

Entonces adiós, nos vemos. Ven a visitarme alguna vez. Siempre estoy aquí.

Claro que vendré. Después, se pone en marcha y se aleja. Baja la ventanilla. El aire fresco de la noche es agradable. Mete un CD en el stereo y prende un cigarrillo. Después, completamente ebrio, golpea fuerte las manos en el volante.

Guau! Que noche! Y que mujer de repente se siente feliz como no lo era desde hace tanto tiempo. Después, mientras llega a su casa, regresa a estar triste. Que le puedo decir a Raffaella? Se mete en el garaje aun indeciso acerca de lo que contaría. Estacionar el carro, que ya se le hace difícil sobrio, entonces ebrio resulta imposible. Bajando del carro, mira el rayón por el lado y la Vespa caída hacia el muro. La sube disculpándose solo.

Pobre Pitufina, te raye tu Vespa. Después sube a la casa. Raffaella esta ahí esperándolo. Es el peor interrogatorio de su vida, peor que esos de las películas policíacas. Raffaella solo hace de policía malo, el otro, el bueno, ese que en las películas es el amigo y ofrece un vaso de agua o un cigarrillo, no existe.

Se puede saber como fue? Dale, cuenta!

Bien, de hecho buenísimo. Step es una buena persona en el fondo, un muchacho agradable. No hay de que preocuparse.

Como que no hay de que preocuparse? Pero si le daño la nariz a Accado?

Quizás fue provocado. Que sabemos nosotros? Y hablando en serio, Raffaella, digamos la verdad, Accado es un gran fastidio

Pero que dices? Le dijiste que dejara a nuestra hija, que no debe verla, llamarla, ir a buscarla a la escuela?

Realmente a ese punto nunca llegamos.

Y que le dijiste? Que hicieron hasta ahora? Es medianoche!

Claudio confiesa.

Jugamos Pool. Imagina tesoro, le ganamos a dos bufones! Yo hice las últimas dos bolas. Gane cien euros, muy bien, no?

Bueno? Eres el inútil de siempre, un incapaz. Estas borracho, lleno de humo y no lograste siquiera poner en su puesto a ese delincuente.

Raffaella se va de ahí, molesta. Claudio hace un último intento para calmarla.

Raffaella, espera!

Que pasa?

Step dijo que quiere un titulo universitario. Raffaella bate la puerta y se encierra en el cuarto. Ni siquiera esa última mentira le sirvió. Diablos, de verdad debe estar molesta. Para ella ese pedazo de papel es todo. En el fondo, a mí nunca me perdono de no haber tenido un titulo. Después, incomodado por ese ultimo pensamiento, agitado por la noche en general, se marcha ebrio hacia el baño. Alza la tapa y vomita. Mas tarde, mientras se desnuda, del bolsillo de la chaqueta cae un papel. Es el número de teléfono de Francesca. La bella chica de cabellos ondulados y la piel color miel. Debe haberlo metido cuando me beso en el carro. Lo lee de nuevo. Si, esa escena le recuerda la película Papillon. Steve Moqueen, en prisión, recibe un mensaje de Dustin Hoffman y para hacerlo desaparecer lo traga. Claudio aprende el número de memoria y prefiere botar el papel en el inodoro. Si hubiera tratado de comerlo hubiera vomitado de nuevo. Baja el agua, apaga la luz, sale del baño y se mete en la cama. Se queda así, mareado entre las sabanas ahora ligeramente ebrio, dulcemente llevado por las vueltas que le da la cabeza. Que noche grandiosa. Un golpe magnifico. Una partida magnifica. La cerveza, el whisky, su compañero Step. Ganaron doscientos sacos. Y Francesca? Bailaron juntos, la tuvo entre sus brazos y estrecho ese cuerpo suave. Recuerda sus cabellos oscuros, su piel color miel, su suave beso en el carro, tierno y sensual, perfumado. Se emociona. Piensa en el papel que consiguió en el bolsillo. Es una clara invitación. Le encanta. Será un paseo. Mañana la llamo. Como era el número? Trata de repetirlo. Pero se duerme con un sentimiento de desesperación. Ya se le olvido.

Y ganaron? Pollo no cree sus oídos.

Dividimos el dinero, doscientos euros cada uno!

Juralo, entonces el papa de Babi es un tipo simpático?

Un mito, un verdadero hermano! Imaginate que Francesca me dijo que le gusta bastante.

A mi me parece aburrido!

Porque, cuando lo has visto?

Cuando vine a tu casa a buscar al perro.

Ah si, a propósito, como esta Arnold?

Buenisimo. Ese perro es bastante inteligente. Estoy seguro que dentro de poco aprenderá a traer las cosas. El otro día estaba debajo de la casa, le lance un bastón y fue a buscarlo. Solo que después se puso a jugar en el parque con una perrita. Jugaba con todos, pobrecito, yo creo que la Giacci no lo sacaba nunca!

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